Hace unos meses la Delegación municipal de Medio Ambiente confirmaba que existen alrededor de 50 colonias de gatos en Arcos, aunque ahora posiblemente sean algunas más. La fácil reproducción de los animales, su carácter gregario (viven en grupo) y la cantidad de comida que se pone a su alcance provocan que difícilmente abandonen determinadas zonas.Esta situación, más allá del indiscutible y necesario respeto por los animales, da pie a serias molestias a la vecindad, como es el caso de prácticamente todo el vecindario de la céntrica calle Puerto Serrano, al lado de la célebre Cuesta de la Rujana.
Vecinos y vecinas se echaron el martes a la calle para denunciar los problemas de salubridad e higiene, existencia de parásitos, malos olores, ruidos y daños en el patrimonio que la colonia felina del lugar les ocasiona; situación que incluso ha provocado enfrentamientos personales entre los propios vecinos por su forma diferente de ver y entender la situación. Los vecinos se quejan, además, de haberse dirigido en incontables ocasiones al Ayuntamiento y a sus delegaciones de Participación Ciudadana y Medio Ambiente reclamando una solución que, según expresan, debe ser la reubicación de la colonia de gatos; una medida que a la luz de la nueva Ley de Bienestar Animal sería ilegal, de ahí que el Ayuntamiento no se cuestione este extremo como reconoce el delegado Leopoldo Pérez.
El vecino Rubén Medina muestra su enfado porque llevan más de un año registrando documentos en el Ayuntamiento solicitando “el traslado” de la colonia, y apunta al aburrimiento de la vecindad porque los gatos suelen entrar en sus casas, las cuales no pueden ventilar porque las cierran a cal y canto, como también se queja de las heces de los animales que provocan olores desagradables. Además, a título personal, asegura haber recibido amenazas a través de redes sociales, incluso su esposa e hijo, mientras que algún vecino contrario a sus ideas habría lanzado incluso excrementos contra la fachada de la vivienda de su madre; unos desagradables hechos que han tenido su correspondiente denuncia en la Guardia Civil.
Su padre, Paco, explica que ha puesto la situación en conocimiento de la oficina del Defensor de la Ciudadanía. Sobre la existencia de gatos, ha tenido la iniciativa de colocar piedras en los arriates para que los animales no depositen sus excrementos, aunque esto resulta difícil, explica. El también vecino Rafael Santiago asegura que su coche está arañado por los gatos y, lo peor, que sus nietos con los que convive no pueden jugar con normalidad en la calle “porque pueden coger una enfermedad”. “Aquí vivimos seres humanos, personas que pagan sus impuestos”, exclama. Por su parte, Mercedes Oca añade que los gatos entran en su garaje y que hace unos días sorprendió a uno con una gran rata, que los animales se encaraman al carro de herramientas de su marido y que se les cuelan en el coche y en la moto. Isabel Sierra apostilla que no están en contra de los gatos, “que se entere todo Arcos”, dice, pero que “primero están las personas”. Pide que se quiten de su calle las cajas de cartón que dan cobijo a los felinos y asegura que “unos y otros se echan la pelota”, en alusión a las protectoras de gatos y al Ayuntamiento. Llegó a decir que “A ver a qué político le gusta tener mierda en la puerta de su casa”.
“Desbordado”
El delegado municipal de Medio Ambiente, Leopoldo Pérez, lamenta que en su momento se permitiera la instalación de colonias felinas en determinados puntos de la ciudad. Ahora, dice, es muy difícil trasladar esas colonias por el dictado de la nueva Ley de Bienestar Animal que lo prohíbe, aunque es partidario de que los gatos se marchen a otros lugares donde no molesten a los vecinos, pero sin decir cómo. Asegura conocer el enfado de la vecindad pero admite sentirse desconcertado con este asunto porque parece ser que no hay una solución inmediata. Si bien entiende el malestar de la vecindad, también las razones que empujan a las protectoras de animales a cuidar de las colonias de gatos.
Las protectoras
La asociación local ADA, la que parece la más activa en la defensa de los gatos, aboga por el método CES, es decir, Captura, Esterilización y Suelta, pero sin duda se antoja difícil de llevar a cabo teniendo en cuenta la existencia de cientos de ejemplares y el elevado coste de realizar este método de una tacada, incluso gradualmente. Mientras tanto, sostienen que los gatos tienen derecho a la alimentación y a tener un lugar donde resguardarse. Hasta hace poco irrumpía también en este campo de defensa la asociación CES Locos por los Gatos. Es preciso señalar que esta Ley fue dotada de un presupuesto de unos 15.000 euros para su aplicación en Arcos.
Como diría un vecino de la calle Puerto Serrano, es en todo caso un asunto que parece habérsele escapado de las manos a toda la ciudad.