La tarde del pasado sábado 25 trascendía para tristeza de los arcenses, y particularmente para el Arcos C.F., el fallecimiento del exjugador José Antonio Álvarez Benítez a la prematura edad de 64 años. La pesadumbre por la pérdida ha tenido una veloz y sincera respuesta en las redes del periodista deportivo compañero Manuel Galvín, pues ‘Justito’ (apodo aplicado a casi todos los hermanos en base al nombre de su padre y su hermano Justo, este último también fallecido hace unos años en su Villamartín de acogida) fue uno de los jugadores más brillantes de la historia del Arcos, como sus propios hermanos Manuel y Francisco Javier; todos miembros de una gran e inolvidable familia de la castiza calle Peña Picada.
A modo de currículo necesario a estas alturas del duelo, Manuel Galvín escribe como viejo amigo y vecino que “José Antonio Álvarez empezó su trayectoria deportiva en el fútbol de Arcos, simultaneando su práctica en la Unión Guadalete Arcense, en Regional Preferente, con el fútbol sala, formando parte del mítico conjunto Terraza Fútbol Sala. Con tan solo 19 años ya empezaba a mostrar sus buenas cualidades y no pasó desapercibido: lo firmaría el Cádiz C.F. en la temporada 77-78 para el juvenil nacional.
En la temporada siguiente, 78-79, Álvarez ya sería jugador de la primera plantilla del conjunto cadista de la mano de Roque Olsen, quien le daría la oportunidad de debutar en Segunda División A, jugando 18 partidos y marcando cuatro goles en esa temporada. La siguiente campaña, la 79-80, con Milosevic en el banquillo, José Antonio Álvarez continuaría vestido de amarillo, pero sin mucha fortuna.
Para la 80-81, Álvarez cambia de aires y firma por el C.D. Tenerife, que entrenaba Joseíto, completando una muy buena labor en Segunda B. Sus buenas actuaciones le permitirían que, al año siguiente, el Real Madrid pusieras sus ojos en él para su filial, el Castilla.
De la mano de Amancio Amaro, que por aquel entonces era el entrenador del Castilla de Segunda "A" en la temporada 82-83, José Antonio vería un sueño hecho realidad: poder jugar y vestir la camiseta de uno de los mejores equipos del mundo. Coincidió con ilustres del fútbol como Ochotorena, Chendo, Míchel, Butragueño, etc. Tras la finalización de dicha temporada, Álvarez fichó por el Real Jaén.
La primera campaña con la camiseta blanca (83-84), de la mano de Neme en el banquillo y de Amadeo Pérez en la presidencia, José Antonio Álvarez jugaría un buen número de partidos destacando su labor y sus goles.
En el siguiente ejercicio, 84-85, Álvarez continuaría de blanco con Juanjo en el banquillo. Fue una temporada complicada. Tras la destitución de Juanjo, Ruiz Sosa ocuparía su lugar, pero en lo deportivo no hubo solución. Para la 85-86 se contaría de nuevo con los servicios de este gaditano en la que sería su última temporada con la camiseta blanca. Difícil año, que se llegó a saldar con tres entrenadores.
En las tres campañas de José Antonio Álvarez en el Real Jaén llegó a disputar casi un centenar de partidos, en los cuales anotó un total de 20 goles, 17 en liga y 3 en copa.
Tras desligarse del Real Jaén, firmaría por el Ronda, de Tercera División, para, posteriormente, recalar en el Villarreal, de Segunda B, entrenado por Luiche.
José Antonio, tras dos campañas fuera, decidió volver a tierras jiennenses en la 88-89 y firmar por el Úbeda, de Tercera División, realizando una buena campaña y recalando en la siguiente temporada en el Martos. El conjunto marteño era uno de los equipos más atractivos en Tercera para los jugadores. En esa temporada, fue máximo goleador de todas las nacionales de la provincia de Jaén. En las dos siguientes temporadas jugó en el Torredonjimeno C.F., club en el que militaría dos temporadas más, disputando incluso los play off para ascender a Tercera, siendo máximo goleador del equipo durante las dos temporadas. Dejó la práctica del fútbol tras su estancia en el club tosiriano.
José Antonio Álvarez se dedicó en su vida profesional a la correduría de seguros y también, en cuerpo y alma, a la Asociación de Veteranos del Real Jaén, de la cual, aparte de ser vocal, fue el encargado de dirigirla desde el banquillo, una labor en la que, sin duda, brilló con luz propia ya que se encargaba de todo lo referente a este colectivo, que creció considerablemente en los últimos tiempos.
En definitiva, Álvarez puede presumir de que, en los muchos equipos en los que ha militado, sus principales valores fueron la entrega y el sacrificio. Se ganó el respeto de los muchos entrenadores que tuvo, llegando a destacar él por encima de todos a Roque Olsen y Neme, sin desmerecer a ninguno. Sin duda, fue un arcense enamorado del fútbol, de su ciudad natal, Arcos de la Frontera, donde puso su apellido junto con el de sus hermanos Manolo y Francisco Javier, al campo de fútbol del Santiscal, que desde junio de 2022 lleva el nombre de ‘Hermanos Álvarez Benítez’, y de su lugar de adopción y residencia, Jaén, y el Real Jaén.
La familia futbolística de Arcos llora su último adiós”.
Las casualidades de la vida, explica el periodista Manuel Galvín, ha hecho que falleciera el mismo día que su también amigo Antonio Gallardo, expresidente del Arcos C.F. que da nombre al estadio municipal.