Javier Sánchez Rojas: ?Con la mitad de lo que cuesta el vehículo de un joven se puede montar una empresa?

Publicado: 10/10/2011
La CEC ha recogido uno de los Premios Ciudad de Jerez. Un galardón que su vicepresidente considera una "cuestión de justicia"
Muchos empresarios han tenido que echar el cierre y otros sobreviven día a día como pueden. Hoy tienen su reconocimiento.

—El Ayuntamiento entregó el pasado domingo uno de los Premios Ciudad de Jerez a la delegación de Jerez de la Confederación Empresarial de Cádiz (CEC). ¿Por qué merecen el premio?
—Vaya a la calle Consistorio y pregunte. Fuera bromas, nosotros llevamos 17 años en la ciudad, con una presencia permanente, 33 de existencia en la provincia, con organizaciones fundamentales con fuerte presencia en Jerez, como Asaja, Fedejerez o Acoje, a las que corresponde una parte del premio. En Jerez lo que estamos es intentando apoyar, defender, representar y asesorar al ámbito empresarial. Para nosotros es una satisfacción, y lo hacemos extensivo a todos los empresarios de la ciudad, porque les deber servir de aliciente.

—La CEC está consolidada y tiene presencia en Jerez, aunque quizás se asocie más a Cádiz. Tal vez el premio les ayude...
—Me lo tomo como un reto. Cuando decidimos hace 17 años implantamos en Jerez, lo hicimos desde la intención y la estrategia de acercarnos al territorio. Recuerdo que Fedejerez es una de las fundadoras de la confederación provincial. La otra intención era ocupar un espacio que las organizaciones sectoriales no ocupaban, un espacio transversal. Desde entonces, hemos estado incardinándonos en el día a día de la ciudad, y todo ello con la interlocución con las centrales sindicales, el Ayuntamiento y otras entidades. Todo premio como éste tiene que ser no sólo un reconocimiento a lo que se haya podido hacer, sino también un estímulo para seguir. En cuanto al grado de conocimiento creo que es mejorable, pero sí creo y afirmo quetodo el que tiene que ver con el mundo empresarial y tiene una inquietud empresarial nos conoce. Fue un reto poner en pie este edificio, en colaboración con la Cámara de Comercio y el Ayuntamiento, y la ayuda de la Junta. Desde entonces hemos ganado mucho en notoriedad. Todo lo que se haga es poco, porque en este momento de dificultades los empresarios necesitan muchos estímulos y mucho aliento.

—Esta semana el desempleo ha vuelto a dejar una cifra negativa. ¿Qué puede hacerse?
—Se acaban los adjetivos. Ponerse a adjetivar lo que ha ocurrido puede servir de análisis, pero creo que el diagnóstico y el análisis lo tenemos hecho todos ya. A futuro, ¿cómo se sale de ésta? Pues creo que hay pocas recetas que no sean crear empresas. Los puestos de trabajo los crean las empresas, los empresarios, se crea trabajo porque se crea un servicio o una iniciativa empresarial que requiere de fuerza física o intelectual. ¿Qué hace falta entonces? Pues en la ciudad sería magnífico que fuésemos capaces de crear unas 1.500 ó 2.000 empresas. Esto se consigue generando un caldo de cultivo propicio, y que bien por necesidad, vocación, inquietud intelectual o la razón que sea, haya personas que quieran poner en valor sus capacidades. Eso y que la sociedad no les quite las ganas, que cuando lo plantee a la familia no le digan que está loco y que si dice que va a opositar para ser funcionario lo celebren con champán. Eso es algo que hay que modificar como sociedad. Otra es que el entorno deje de ser tan pesimista como lo está siendo en estos momentos, y que las administraciones se dediquen a lo que tienen que hacer, que como decía ya la Constitución de 1812 es generar la felicidad de los ciudadanos. Tienen que dedicarse a administrar lo mejor posible y a no ser origen de problemas y conflictos. Si somos capaces de variar ese entorno, surgen nuevas iniciativas empresariales y las empresas que ya están podrán ampliar mercado, para que se reabra el estímulo de la financiación y se estimule el consumo. Ahora lo que hay una situación de parálisis tremenda que no ayuda a la creación de empleo. La destrucción de empleo es una consecuencia, no es una causa.

—Una disminución de la burocracia y la inyección de dinero, también son reivindicaciones…
—Claro, hacer más fácil la creación de empresas y quitar el exceso de burocracia y por otro lado dinero, pero con la boca pequeña esto último. Porque hay infinidad de proyectos empresariales que no necesitan grandes cantidades económicas. Con la mitad de lo que cuesta un vehículo de un joven de una familia de clase media española se puede montar una empresa. Lo que hay que tener es ganas, iniciativa, capacidad de asumir riesgos, no dejarse llevar por la inercia negativista… Luego, como sociedad hay que plantearse una cosa: si vienen personas desde 12.000 kilómetros aquí, si vienen personas de Centroeuropa y encuentran trabajo aquí... Nosotros no tenemos que tener una rechazo frontal a la movilidad geográfica. Parece que nos hemos empeñado en nacer, trabajar y morir aquí. Y tenemos que recordar que somos nietos de emigrantes y que lo más seguro es que seamos abuelos de emigrantes.

Le hacía esa pregunta porque conozco a jóvenes emprendedores que tras pasar infinidad de trámites burocráticos tienen que desistir por no encontrar el apoyo de las entidades financieras…
—Es un problema que estamos sufriendo todos, los ciudadanos a nivel individual con su hipoteca y préstamos, y los empresarios que ya están en la actividad. No podíamos se tan buenos y atractivos hace cuatro años, cuando íbamos con un proyecto y se peleaban por financiarnos, y ahora ser los patitos feos y los indecentes. Los empresarios necesitamos dinero porque es la manera de financiar inversiones, nuestro circulante, nuestro día a día… porque si no es así hay que recortar, y gran parte de los rectores en una compañía pasan por los salarios. Igual es difícil de entender cuando a uno le toca, y todos tenemos muy cerca situaciones dramáticas, pero dígame cuál es la alternativa.

—Los agentes sociales hablan de la necesidad de diversificar el sistema productivo. Está claro que hay que apostar por la industria, pero ¿qué tipo de industria? ¿Dónde están los nichos de mercado?
—Esta ciudad se ha autodenominado Ciudad del Caballo, Ciudad del Deporte… seguro que usted se acuerda de 14 denominaciones más. Jamás recuerdo de ningún gobierno el interés de llamarse Ciudad de la Industria, de la Inversión, de las Empresas… Por tanto, desde el poder político hay mucho que hacer y mejorar. Un ejemplo: llevamos tres, cuatro o cinco años oyendo hablar de 5 millones de metros cuadrados de suelo industrial. Y ahora mismo viene una empresa a Jerez pidiendo 100.000 metros cuadrados y no los tiene. Por tanto, hay que pasar de las musas al teatro. Somos conscientes de las dificultades de las administraciones, pero tenemos que romper ese círculo. Estoy seguro de que no encontrará en las hemerotecas o en los historiadores ningún plan estratégico o los equivalentes de la época y ni ningún dirigente empresarial de los años 1790 que dijera que el modelo de ciudad de Jerez pasba por abrir 27 bodegas. En esto yo creo firmemente en el mercado. Y cuando se habla de cambiar el modelo productivo lo traduzco de la manera siguiente: el modelo productivo es qué queremos ser de mayores y qué queremos comer dentro de 20 años, pero el problema es qué comemos mañana. Por tanto, no podemos cerrarnos a ninguna actividad. Tenemos la suerte de que tenemos una ciudad de una extensión tremenda y que admite la convivencia de cuantos modelos productivos queramos. Lo que necesitan las empresa es suelo, un entorno que no genere rechazo o que al primer tema esté ya ocupando titulares en los medios, y no necesariamente positivos, y eso sí está en manos de la sociedad el hacerlo. Ahí estamos hablando de industria, y algunos añaden industria blanca, no contaminante, pero es que eso que está en la legislación española y europea. Eso son ganas de lanzar dudas y sospechas donde no tiene que haberlas. Yo prefiero que esa industria se monte en Jerez o en el entorno y no en Bilbao…
 
—Cuando ha hablado de proyectos a 20 años me ha venido a la mente el PTA, del que se dijo eso. Asaja reclama muchas veces que el proyecto se lanzó, pero no termina de tomar forma…
—Quienes hicieron todas esas declaraciones tan altisonantes y que quedan muy bien en titulares intentan resumir una voluntad que es plausible. Sobre el PTA no podemos decir que no se haya hecho nada. Pero es un ejemplo de que los hechos van muy por detrás de las declaraciones, y tenemos que ser capaces de hacerlo al revés. El PTA ya tiene empresas que están funcionando, como CITEA, que va a ser el motor de todo el parque, la Ibense, Alta Cazuela, laboratorios… una larga lista hay ya, pero se ha tenido que ir haciendo a trompicones, con falta de suministro energético, y eso es lo que no nos podemos permitir. Porque al tejido local no le queda otra, aunque no lo comparta, pero con esos elementos no podemos ser atractivos para atraer inversiones de fuera. Nosotros planteamos, aunque ahora es difícil atraer inversiones, que es un buen momento para que las administraciones hicieran la tarea. Alguien tendría que ir encargando ya el estudio de los planes de ordenación del territorio, las autorizaciones medioambientales necesarias para desarrollar esos 5 millones de metros cuadrados. Hay que abrir una importante vía de colaboración público-privada. Si tengo estos metros cuadrados y usted, entidad privada, puede urbanizarme 2 millones de metros, vamos a llegar a un acuerdo… porque en hacer eso se tarda tiempo y tenemos que ganarle tiempo al tiempo para que cuando pase el tsunami financiero estemos preparados. Hacemos eso o nos va a quedar la sensación de oportunidades perdidas… y ojo, otros lo están haciendo. Después no nos quejemos.

—Ha mencionado la falta de suelo industrial. El Ayuntamiento recuperó unos 70.000 metros cuadrados del proyecto de Zahav, que no termina de arrancar. Una empresa extranjera, con descuentos en la adquisición de suelo y subvenciones varias. ¿Se echa en falta ese mismo apoyo a las empresas locales?
—Bueno, en esos mismos fondos de reindustrialización ha habido apoyos a las empresas locales y del entorno. Pero si nos empeñamos en seguir alentando y aireando nuestros problemas con dos o tres proyectos, estamos poniendo en riesgo las ayudas para el tejido local. Me explico: si usted es el responsable de conceder las ayudas, y lo que le llega son los problemas que hemos tenido en la Bahía con el presunto empresario gallego de los expedientes, lo de Zahav… la impresión que puede hacerse de lo que se está haciendo en Cádiz es negativa. Y tres incidentes, por muy graves que lo sean, donde hay 500 expedientes, no puede sepultar al resto, que sí ha hecho lo que dice la legislación. Tenemos que empezar a aprender que cuando alguien enseñe una sábana con una mancha no veamos la mancha, sino el resto de la sábana.

—Se lo pregunto porque entre las empresas que han sonado para ocupar los terrenos dejados por Zahav han solicitado el mismo trato en la compra del suelo
.—Los proyectos empresariales que no hacen ruido y van en su línea se pueden quejar de la tardanza en la mayoría de las ayudas, y no las de reindustrialización precisamente, que es de las que mejor funcionan y llegan. Pero sin referirme en concreto a nadie, no se pueden plantear proyectos empresariales pensando sólo en la financiación externa, porque eso tiene las patas muy cortas. Una inversión hay que hacerla cuando uno tiene capacidad propia o a través de deuda, y el resto ya vendrá. Hay quien interesadamente piensa ‘como necesito 10 y me han prometido siete, lo hago’. Pero como estos tarden el proyecto se convierte en inviable. En esto, los empresarios locales creo que cumplen a rajatabla los procedimientos.

—El Gobierno local tendió la mano a los empresarios con la Delegación de Impulso Económico. ¿Cómo es la relación?
—Es bastante fluida. En el tema del suelo industrial hemos tenido varias sentadas. Estamos con cierta periodicidad viendo por donde podrá ir el tema del reenfoque de la gestión diaria y comercial del PTA, pues creo que ya ha pasando la época del lanzamiento y hay que buscar una profesionalización. Hay que ver la ampliación para que tenga capacidad de crecer. Y con los pocos terrenos que hay, se está haciendo microcirugía urbanística, viendo las posibilidades.

—Vuelvo al paro. ¿Qué se le echa en falta desde el punto de vista del empresario al parado jerezano?
 —Necesitaríamos el perfil… hablar de formación cuando una ciudad tiene casi 31.000 parados, donde por desgracia hay dramas y situaciones lamentables, genera cierta responsabilidad, pero intento responder. Cada persona tiene que ser capaz de convencer a otro de que es el adecuado. ¿Y cómo se hace? Pues intentando no ser pasivo, sentado difícilmente nadie va a venir a por nosotros. No hay que desesperar en los intentos, en entregar currículums, y hay una parte de formación importante. Eso de yo ya terminé mis estudios y ahora sólo a trabajar ha terminado. Todo cambia. Un albañil de ahora no se parece nada a un albañil de hace 20 años: han cambiado los materiales, los tiempos de fraguado… nadie se puede negar a los cambios, y si se niega se está quedando voluntariamente fuera, y lo digo sin pensar en la mano de obra especializada ni en los titulados superiores. Pero sobre todo hay una cosa que como ciudadanos nos tenemos que meter en vena: la búsqueda permanente de la excelencia, de la calidad, de hacer las cosas bien. Ser diferente a otros… Hay que plantearse si uno puede o tiene las capacidades para un puesto, y demostrarlo. A veces se te caen un poco los esquemas cuando ves que no encuentras un profesional para un trabajo doméstico… ahí empiezan las dudas y las preguntas. Todo el mundo no puede ser físico nuclear, ni todo el mundo tiene que ser peón de todo. Tenemos que ir buscando especialización. Tenemos una población, en términos medios, suficientemente formada. Y a aquellos que están formados yo les animo a que intenten aprender otras cosas, como capacidad relacional, a venderse a sí mismo, porque muchas veces hay personas con una capacitación intelectual tremenda, pero tienen poca capacidad para integrarse en equipo.

—Ahora le pregunto por el empresario. Con la reforma laboral muchas veces acaban viéndose como los malos de la película.
 —La última reforma laboral del Gobierno ya hemos dicho que no nos gusta. Simplemente apelo a que preguntemos por los empresarios que conocemos en nuestro entorno, y veremos que ninguno es Botín. Los empresarios que yo conozco, los pequeños, los autónomos, no se levantan por la mañana pensando en despedir. Lo que sí tienen por la mañana es un problema de bajadas de ingresos, de no encontrar financiación y en algunos caos, más de los que quisiéramos, un exceso de gasto, y dentro un exceso de plantilla. Si usted no quiere ser el malo de la película, no tome decisiones, cierre los ojos y póngase una venda, y le auguro que la catástrofe va a ser aún mayor. ¿Qué nos encontramos los empresarios? Pues que tenemos 45 modalidades distintas de contratación laboral. Estamos diciendo desde hace tiempo que hay simplificar eso, y mirarnos en el espejo de quienes lo están haciendo mejor que nosotros, y quienes llevan años creando más empleo. Puedo garantizarle que genéticamente un empresario alemán, español y finlandés son iguales. Si el alemán encuentra más financiación y un mercado más flexible y simplificado a la hora de contratar… Lo que no puede ser es que haya unas líneas rojas y que cuando se intente plantear algo se encuentre uno con un no inmovilista. Esto hace que nos quedemos como estamos, y el éxito de cómo estamos se está viendo. Si perseveramos en ese modelo, quiero preguntar por dónde se sale.

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