El Xerez amagó pero no pegó y perdió en Riazor. (2-1)
El árbitro ayudó al 'Depor' al expulsar injustamente a Capdevila
Cierto que el árbitro expulsó injustamente a Capdevila en el minuto 58 y perjudicó al Xerez; verdad que los de Moreno ofrecieron una buena imagen en el segundo periodo, pero en el fútbol lo que valen son los goles y el Xerez solo marcó uno y de falta directa.
Cuestión de calidad, de velocidad del balón, de acción, de determinación y de ayuda arbitral. A los cinco minutos, tras el gol en propia meta de David Lombán, el Deportivo ya tenía el choque a su favor. No necesitó nada más que una entrada de Bruno Gama por banda derecha, centro al corazón del área y el asturiano defensa del Xerez que envió el esférico a las mallas que defendía su compañero Doblas. Era la primera aproximación seria de los de Oltra, que no habían tocado siquiera el balón, pero que ya iban ganando cuando algunos espectadores no habían tomado asiento. Los de Moreno se habían dejado ver por los dominios de Aranzubía en una oportunidad de Iñigo Vélez, donde el nueve azulino -ayer el equipo de negro y fucsia- pidió una acción punible de la zaga gallega y después Capdevila no se creyó que podía hacer daño en el portal local y disparó de forma inocente cuando tenía campo para avanzar y tener mejores opciones de finalizar la jugada.
Tan inocente como actuó la zaga jerezana en el minuto 22 cuando el Deportivo movió el esférico dentro del área a su antojo, Guardado dejó sentado a Cámara ante la mirada atónita de Campano y mandó el balón al hierro que sostenía las mallas en la parte izquierda del portal. Ahí pareció morir un partido que el Xerez afrontó con valentía si se quiere, ya que comenzó presionando muy arriba, pero también con pasividad en la primera parte, ya que a la hora de defender el equipo parecía estar inmerso en el espíritu navideño. Se dejaba al Deportivo maniobrar con una facilidad pasmosa, no se encimaba ni en mediocampo ni en la zona trasera. El partido se había puesto fácil para los de Riazor y el Xerez tampoco se lo complicaba, hasta tal punto que antes de que se llegase a la media hora de encuentro, el tercer gol no llegó porque el balón, con Toni Doblas, ya batido se estrelló en el poste. Y para colmo Aranzubía tampoco manejaba balón ya que el Xerez tocaba y tocaba pero siempre con mucha premiosidad, conduciendo en exceso, sin mover con rapidez para sorprender. No había lugar a la sorpresa porque el cuero pasaba y pasaba por los borceguíes de los de Chapín, pero dando tiempo para que la experta zaga rival se posicionase con comodidad y abortase cualquier atisbo de peligro.Peligro que llegaba al Xerez por bandas y sobre todo por una banda derecha en la que Capdevila se fajó poco en tareas defensivas y Laure y Gama hacían dos contra uno con Mendoza. Pero una falta muy bien botada por Campano, y muy mal defendida por Aranzubía, metió a los xerecistas en el partido cuando el primer periodo finalizaba.
TrabajóMoreno en el descanso, pidiendo a sus jugadores más agresividad en la presión, más rapidez a la hora del desborde y una mayor presencia de mediocampo hacia adelante. Mendoza, tarjeteado, se quedó en casetas, al igual que Capi, Salió un muy animoso José Mari, que tuvo la opción del empate en el minuto 18 y un cabezazo posterior al que no llegó y que pudo ser mortal, y Cordero, que fue de más a menos. Posteriormente saldría Tato, que pocas veces pudo con Ayoze. El Xerez pareció otro equipo, aunque no es menos cierto que apenas si inquietó la meta local y sin inquietar poco se puede hacer ante un Deportivo que tuvo dos o tres ocasiones y que se encontró con la ayuda arbitral de un Prieto Iglesias que se apresuró a mostrarle la segunda amarilla a Capdevila cuando había caído dentro del área por el impulso de la jugada. Prieto le echó no una, sino dos manos al Deportivo porque el Xerez atacaba, amagaba, pero no pegaba y a medida que transcurrían los minutos comenzó a notar el cansancio de estar con uno menos y ante un equipo que sabía nadar y guardar la ropa para llevarse los puntos.
Cuestión de calidad, de velocidad del balón, de acción, de determinación y de ayuda arbitral. A los cinco minutos, tras el gol en propia meta de David Lombán, el Deportivo ya tenía el choque a su favor. No necesitó nada más que una entrada de Bruno Gama por banda derecha, centro al corazón del área y el asturiano defensa del Xerez que envió el esférico a las mallas que defendía su compañero Doblas. Era la primera aproximación seria de los de Oltra, que no habían tocado siquiera el balón, pero que ya iban ganando cuando algunos espectadores no habían tomado asiento. Los de Moreno se habían dejado ver por los dominios de Aranzubía en una oportunidad de Iñigo Vélez, donde el nueve azulino -ayer el equipo de negro y fucsia- pidió una acción punible de la zaga gallega y después Capdevila no se creyó que podía hacer daño en el portal local y disparó de forma inocente cuando tenía campo para avanzar y tener mejores opciones de finalizar la jugada.
Tan inocente como actuó la zaga jerezana en el minuto 22 cuando el Deportivo movió el esférico dentro del área a su antojo, Guardado dejó sentado a Cámara ante la mirada atónita de Campano y mandó el balón al hierro que sostenía las mallas en la parte izquierda del portal. Ahí pareció morir un partido que el Xerez afrontó con valentía si se quiere, ya que comenzó presionando muy arriba, pero también con pasividad en la primera parte, ya que a la hora de defender el equipo parecía estar inmerso en el espíritu navideño. Se dejaba al Deportivo maniobrar con una facilidad pasmosa, no se encimaba ni en mediocampo ni en la zona trasera. El partido se había puesto fácil para los de Riazor y el Xerez tampoco se lo complicaba, hasta tal punto que antes de que se llegase a la media hora de encuentro, el tercer gol no llegó porque el balón, con Toni Doblas, ya batido se estrelló en el poste. Y para colmo Aranzubía tampoco manejaba balón ya que el Xerez tocaba y tocaba pero siempre con mucha premiosidad, conduciendo en exceso, sin mover con rapidez para sorprender. No había lugar a la sorpresa porque el cuero pasaba y pasaba por los borceguíes de los de Chapín, pero dando tiempo para que la experta zaga rival se posicionase con comodidad y abortase cualquier atisbo de peligro.Peligro que llegaba al Xerez por bandas y sobre todo por una banda derecha en la que Capdevila se fajó poco en tareas defensivas y Laure y Gama hacían dos contra uno con Mendoza. Pero una falta muy bien botada por Campano, y muy mal defendida por Aranzubía, metió a los xerecistas en el partido cuando el primer periodo finalizaba.
TrabajóMoreno en el descanso, pidiendo a sus jugadores más agresividad en la presión, más rapidez a la hora del desborde y una mayor presencia de mediocampo hacia adelante. Mendoza, tarjeteado, se quedó en casetas, al igual que Capi, Salió un muy animoso José Mari, que tuvo la opción del empate en el minuto 18 y un cabezazo posterior al que no llegó y que pudo ser mortal, y Cordero, que fue de más a menos. Posteriormente saldría Tato, que pocas veces pudo con Ayoze. El Xerez pareció otro equipo, aunque no es menos cierto que apenas si inquietó la meta local y sin inquietar poco se puede hacer ante un Deportivo que tuvo dos o tres ocasiones y que se encontró con la ayuda arbitral de un Prieto Iglesias que se apresuró a mostrarle la segunda amarilla a Capdevila cuando había caído dentro del área por el impulso de la jugada. Prieto le echó no una, sino dos manos al Deportivo porque el Xerez atacaba, amagaba, pero no pegaba y a medida que transcurrían los minutos comenzó a notar el cansancio de estar con uno menos y ante un equipo que sabía nadar y guardar la ropa para llevarse los puntos.
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