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Política y cálculos

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Valoradas y relamidas las consecuencias de esas elecciones autonómicas andaluzas que han convulsionado el panorama andaluz y nacional, cada partido, digerido para bien o para mal el resultado, tira de hoja de cálculo y calcula el trecho que ha de llevarle hacia el futuro y, sobre todo, por dónde trazarlo. Y desde luego, según para quien, no son senderos apacibles. Es como un cruce de caminos político, cuatro, a saber.

Griñán se atusa la barba. Quién lo diría pero Pepe es hoy el barón único de lo que ha quedado. Quienes idearon féretro y paseíllo hacia el cementerio, y se incluyen adversarios, compañeros, ideólogos y contubernios mediáticos, han visto frenadas en seco sus aspiraciones a medio camino y miden consecuencias al tiempo, claro está, que Pepe se atusa la barba y sonríe. No es para menos, ni él mismo se imaginó tan bien repuesto para un día como hoy.
Su hoja de ruta tiene varios tramos, el primero que su comisión negociadora cierre con IU y aunque públicamente diga que descarta un pacto solo de investidura en el fondo lo ansía, al menos en una primera fase para poder acometer en libertad los cambios que ya pretendió hace tres años y no pudo y para los cuales ahora tiene vía libre. En esa comisión negociadora, formada por Mario Jiménez, Susana Díaz y Mar Moreno, se ha sumado Antonio Ávila porque en Jaén, único contrapeso orgánico dentro del partido, no ha gustado quedarse fuera de la mesa y conocida es la antipatía política y personal que emana entre la Consejera de Presidencia y Gaspar Zarrías, que aceptó llevarla de tres por Jaén a cambio de que ésta perdiera peso si mantenían la Junta y lo ganara Micaela Navarro. Pero Griñán valora la lealtad de Moreno, confía en ella, y valora mucho el hecho de que haya dado la cara todos los martes ante los medios tras los consejos de gobierno donde, literalmente, la han machacado e incluso medita no solo mantenerla donde está sino que profundice en el perfil de fontanería que necesita fomentar y eso no gusta a Zarrías, que prefiere a Ávila y, sobre todo, a Micaela.
Cuando cierre con IU y en función de cómo lo haga formará gobierno y lo previsible es, primero, que adelgace estructura fusionando consejerías, tal vez economía con hacienda, tal vez medio ambiente con agricultura, tal vez otras, incluso liquide alguna empresa pública, todo ello con el consiguiente reparto para las cuotas provinciales. Jaén no querrá perder peso y ha tenido mucho, Huelva, tras los resultados, insistirá en mantener Medio Ambiente, mientras que Málaga ni valora la posibilidad de perder la joya de la corona, que es Turismo –un día alguien podría, al menos, valorar la posibilidad de darle ese relevo a Cádiz, que ya le toca, aunque para eso hay que pesar más dentro del partido y no es el caso- mientras que el resto de las provincias pugnarán por mantener representatividad dentro del gobierno autonómico para, con él, acudir al congreso regional que previsiblemente coronará a Griñán y al equipo que elija. Antes designará a los delegados provinciales, que serán menos y en muchos sitios habrá cambios y con ellos afrontará los congresos provinciales donde, es de suponer, querrá culminar el proceso de control orgánico dentro del partido. Su hoja de ruta está clara, no hay nubarrones que amenacen, solo falta ejecutarla con buen tino.

Arenas coge el AVE. No habrá quinta vez. Dentro del PP lo sabe todo el mundo y el propio Javier Arenas es consciente de ello, no le queda otra. Antonio Sanz no es alternativa, lo sabe Javier, lo sabe Antonio, lo sabe todo el PP, y falta por ver si le mantendrá de portavoz parlamentario, le sacará billete junto a él para Madrid o habrá forzoso retorno a Cádiz como presidente provincial, lo que menos le satisfaría a él y a Cádiz. Alcaldes en un reciente encuentro le pidieron a Javier que abanderara el proceso sucesorio en Andalucía y él, claro está, está por la labor, entre otras razones porque su mente ya ha elegido a Zoido como sucesor, otra cosa es que mente, la suya, y cuerpo, el partido, estén en sintonía. Ya hay quien opina que un alcalde no puede ser presidente regional porque este cargo requiere de dedicación exclusiva y que además un gobierno municipal, más en estos días, desgasta demasiado a nivel público, lo cual resta, y Zoido además aglutina demasiados cargos y, por añadidura, no ven en él un plus electoral para sumar votos en esa Andalucía profunda donde el Psoe pesca sin caña.
Esperanza Oña, Carmen Crespo… no hay mucho más. Fátima Báñez. ¿La ministra de la reforma en Andalucía? Difícil. Al PP nacional le dan ganas de olvidarse de Andalucía pero sin ella no hay futuro porque el sur acumula muchas papeletas en urnas y, en consecuencia, ni contigo ni sin ti tienen mis males remedio... Lo que todos tienen claro es el desastre que ha sido la estrategia y la política de comunicación diseñada en Madrid por expertos que lo serán en todo menos en lo básico y que a golpes de “tranquilos, está todo controlado”, porque lo decían los sondeos, han metido la pata hasta el mismísimo fondo y hoy culpan a Canal Sur, La 1 y RNE. ¿Pero La 1 y RNE no son nuestras?, decían en Antequera hace unos días. Pues eso. Oportunidad histórica perdida y a empezar de cero.
Las consecuencias de que Javier Arenas no fuera al debate de Canal Sur no es solo el hecho en sí, sino que a nivel de provincias, siguiendo el ejemplo, tampoco acudieron a los debates, ni en radio ni en televisión, con lo que perdieron casi ochenta entrevistas en Andalucía en el ente público –entre otras muchas no concedidas. Es lo que tiene ir de sobrados, que al final termina uno sobrando. ¿Zoido? Griñán se atusa la barba e, insisto, sonríe.

Pilar González se evacúa. Ha anunciado que no se va a presentar a la secretaría general del PA en el próximo congreso porque, y la verdad es ésta, no tiene apoyos para ganar. La corriente mayoritaria apoyará para el puesto a Fernando Álvarez-Ossorio, que fuera candidato por Sevilla y que ya se ha posicionado frente a Pilar González, a quien gustaría ceder el testigo a Antonio Manuel Rodríguez, cabeza visible por Córdoba. González arremete contra Rojas Marcos al que acusa de desestabilizar internamente –como si el bueno de Alejandro eso lo hubiera hecho alguna vez…- y contra quienes entiende que quieren reposicionar ideológicamente al partido no tan a la izquierda y centrarlo un poco, lo cual no le vendría mal porque a la izquierda, donde ella le quiere, no logra representación ni en la comunidad de vecinos del piso donde tienen la sevillana sede. La verdad es dura. A González le gustaría más una colación con Equo para relanzar el Equo-andalucismo, lo que imagino estará soportado por algún estudio estratégico pero, en principio, suena absolutamente ridículo. E igual me equivoco, e igual no. E igual se evacúa ella con su grupito y se coaligan con Equo, que todo es factible en este eterno renacer del nacionalismo andaluz.

Valderas de Marinaleda. Y Diego, tras el susto de la noche electoral que se vio sin salir por Huelva, medita cómo atravesar el tramo que le separa para hacer partido a través del gobierno andaluz sin que las bases opinantes y elementos discordantes le aparten del perseguido objetivo. Sánchez Gordillo, que fuera acusado en 2002 por acoso sexual y malversación, dice que no compartirá un pacto con el Psoe y que no descarta “una escisión” de IU y Valderas está por ir a misa y rezar por ello. IU sabe que tiene mucho voto prestado y el voto prestado tiene tendencia a volver por donde vino si no se gestiona bien el préstamo y en esos avatares la colación de izquierdas no acumula buenas experiencias. ¿Pactar solo investidura y quedarse fuera del gobierno? Malo. ¿Hacerse la foto del recorte con el Psoe? Peor. ¿Votarse a sí mismo y dejarle paso al PP? Del todo imposible. Valderas quiere gobernar porque sabe que hoy el tren se ha detenido en su estación y quizás nunca más lo haga, pero bases y marinaledos actúan cual piquetes en día de huelga cuando uno quiere democráticamente trabajar.
Todos hacen sus cálculos, es lo que tiene la política: calcular siempre en función de la situación que se viva. Y en esos cálculos algunos vaticinan adelanto electoral para las próximas autonómicas porque, confían, sea insostenible un gobierno de ese corte para Andalucía y, no en balde, pudiera ser, la cuestión es para entonces en qué situación estará cada uno, qué desgaste habrá acumulado y dónde se situarán aquellos votos que hoy la crisis ha trasvasado. Eso es algo que medirá bien un Psoe que siempre supo manejar hilos y tiempos mejor que nadie y que por ello gobierna desde siempre, incluso hoy con la que cae. Y seguirá haciéndolo mientras el PP no entienda que para conquistar a Andalucía no basta con quitarse la corbata, hay que mezclarse con ella sin parecer sospechoso.

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