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Me queda la palabra

Las Marchas de la Esperanza

La utilización de información tergiversada y sesgada de las acciones del SAT pretende crear animosidad contra sus miembros e impedir que su compromiso con la gente necesitada se convierta en otra cosa que no sea algo anecdótico o incluso reprobable.

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La ola de la indignación recorre Andalucía. Las gentes del Sindicato Andaluz de Trabajadores han dado un paso adelante, saliendo a recorrer las provincias andaluzas. Haciendo una seria reflexión el SAT asume la imperiosa necesidad de salir a la calle, a las carreteras, a los caminos, abanderando una clara voluntad de decirnos que el tiempo de las palabras y el de los lamentos se ha pasado y que no queda otra que manifestar en la calle, que hay que ofrecer una solución ya. Pero no salen sólo a reivindicar, salen a promover una nueva forma de concebir la acción ciudadana, la acción social.    La ciudadanía está huérfana de esperanza. Ni la oferta dubitativa, interesada y absurdamente timorata, del gobierno popular que goza de mayoría absoluta, que simplemente se esmera en salvar la cara, sólo se preocupa de salir airosa del desgaste que su incompetencia está generando, y las pocas medidas que toma llevan en el único sentido de la defensa de los intereses de sus apoyos ideológicos y plegarse a las voluntades de los poderosos financieros; ni la experiencia absolutamente fallida, vacilante y frustrante para la ciudadanía, que fue el gobierno socialista, que acabó con las últimas ilusiones en esta falsa democracia que nos maneja; han servido para nada bueno y nos han arratrado a  caer en la desesperanza
¿Qué hacer ante todo esto? El SAT lo tiene claro. Hay que sacar a la gente para que muestre su decepción, su desconfianza y su desprecio por un sistema al servicio del gran capital, en el que aparte de los partidos que sustentan los gobiernos citados, tampoco el resto de los partidos parlamentarios nos ofrece ninguna garantía (sería injusto no dar un voto de confianza a algunos, como EQUO-Compromís o a parte de IU, pero ninguna al resto)
Por ello, nuestra esperanza se limita a la idea que comparte el SAT, la creación de una alternativa ciudadana, donde la entrega y el sacrificio que acompañan las realidades de los logros sociales de Marinaleda y los que se comenzaron en El Coronil, sean la motivación que ilusione un nuevo concepto en que la ciudadanía asuma su responsabilidad en la gestión de democracia participativa en el conjunto del país. Para que esta generosa labor fructifique en el erial ideológico de la ciudadanía, precisa de que quienes creemos en este sueño nos dejemos la piel por limpiar toda la inmundicia que desde la mayoría de los medios de comunicación, cómplices de intereses oscuros, se encargan de sembrar sobre la imagen de esta vanguardia ciudadana.
La utilización de información tergiversada y sesgada de las acciones del SAT pretende crear animosidad contra sus miembros e impedir que su compromiso con la gente necesitada se convierta en otra cosa que no sea algo anecdótico o incluso reprobable. Por esta razón llamamos a la ciudadanía a desenmascarar la estrategia de engaño y descrédito contra las marchas del SAT y contra sus más destacados miembros. Cañamero y Gordillo, como otras muchas personas honradas y notables, que sigan clamando contra esta situación insostenible, son garantía de honradez por mucho que se empeñen en tratar de confundirnos con engaños y trampas.
Ya es mucho el tiempo que ha pasado sin que se vislumbre una lucecita que nos alumbre. Hoy existe una voluntad de pueblo que está cristalizando en una sensibilización hacia una postura unificadora que dé cauce a tanta necesidad y que supere los viejos esquemas que han declinado toda su vocación de servicio por el interés de servirse. Estamos a tiempo de sentirnos partícipes de esta nueva ilusión. No dejemos pasar la oportunidad.
El camino está abierto. Como dijo Don Antonio Machado, se hace camino al andar.

 

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