La otra versión pretende que algunos de los mencionados informes llevarían matasellos de Génova y serían producto de una operación maquiavélica: filtrando a la prensa las informaciones que colocan políticamente a Esperanza Aguirre en la picota, estarían poniendo las bases para librarse de un rival que siempre ha sido muy crítico con el giro político dado por Rajoy tras la derrota en las últimas elecciones.
Parece suicida, Sansón en el templo con los filisteos, pero, de ser cierto, sería la versión que mejor explica la insólita pasividad de un Mariano Rajoy, que frente al escándalo que está machacando al Partido Popular en las encuestas (media docena de puntos por debajo del PSOE, pese a la recesión económica y a los más de tres millones de parados para lo que Zapatero sólo tiene buenas palabras), se ha limitado a decir que “hay que tener grandeza de miras, porque es el momento de que todo el PP se eleve por encima de su ombligo”. Para saber qué es lo que ha querido decir habría que consultar con el oráculo de Delfos, santuario en el que, por cierto, se encontraba el omfalos, el ombligo más famoso de la Antigüedad.