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La escritura perpetua

Luis Bárcenas

Tiene la apariencia de un promotor de éxito de combates de boxeo de la época de José Legrá, pero en el maletín lleva 'recibís' comprometedores

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Luis Bárcenas es el iceberg contra el que se ha topado la mayoría absoluta más amplia de la historia de la democracia española: la que obtuvo el PP en las elecciones generales del 20 de noviembre de 2011. Hubo un tiempo en el que Bárcenas se creyó un senador, es decir, un representante del pueblo, e incluso ocupó un escaño en la Cámara Alta, pero en realidad se trataba de un iceberg con corbata.
     LB exhibe en las fotografías de los periódicos una elegancia fracasada en un cuerpo excesivamente ancho. Esa es la circunstancia que lo convierte en sospechoso a primera vista: la saturación de la camisa y la chaqueta, esa sensación de un físico artificialmente hinchado, bien por un severo tratamiento médico basado en corticoides, o porque lleva el cuerpo recubierto de papel, de sobres clandestinos, al igual que los ciclistas se ponen hojas de periódico en el pecho para resguardarse del frío cuando salen a entrenar durante el invierno. Bárcenas es como el Burlador de Sevilla, pero sin la poesía de Tirso de Molina y con una épica sucia, porque presuntamente se trata de un profesional del engaño al pueblo, sin ripios en su oratoria y con predisposición a la peineta. Es un Robin Hood inverso, que roba a los pobres para entregar el dinero a los ricos o llevárselo directamente a su paraíso turbio de Suiza.
     Luis Bárcenas, un señor de Huelva, tiene la apariencia de un promotor de éxito de combates de boxeo de la época de José Legrá, pero en el maletín lleva 'recibís' comprometedores, y en el pecho, tatuados, pero sin la gloria romántica de la copla, billetes de 500 euros de color negro. Porque a LB no le gustan aquellos viejos “billetes, billetes verdes” de la vieja canción de Manolo Escobar, sino, ya está dicho, el dinero negro.
     Rajoy se halla en un laberinto, pero el presidente sostiene que él garantiza la estabilidad política en España con su holgada mayoría absoluta. La solución a la crisis económica es más importante que los manejos de Bárcenas, ha venido a decir el presidente. Y los sms. Los descuidos en los mensajes han dañado a numerosos matrimonios. Pero los sms del teléfono de Bárcenas pueden herir seriamente a Mariano Rajoy. “Tranquilo, Luis, sé fuerte, te llamaré mañana”.

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