La zona rural de Jerez, como la de otras partes de la provincia como la Sierra, se ha levantado en pie de guerra contra la última decisión de la Consejería de Educación, que en la nueva normativa educativa elimina de los colegios rurales el primer ciclo de Secundaria, obligando de esta manera a los alumnos de 13 y 14 años a desplazarse a los institutos de Jerez o de Guadalcacín y La Barca. La decisión no ha sentado nada bien ni entre los padres ni entre la comunidad escolar, que se siente de nuevo maltratados por la administración educativa y discriminados con respecto a los alumnos urbanos. Es verdad que en las ciudades no existen colegios mixtos (Infantil, Primaria y primer ciclo de Secundaria, lo que se denomina técnicamente SemiD), pero las necesidades de estas zonas, muy alejadas de los núcleos urbanos y con un porcentaje muy elevado de abandono escolar, necesita muchas más opciones para que sus alumnos se mantengan en los colegios. Con esta medida no sólo se deberá costear el transporte escolar para que los escolares, de edades muy tempranas, se desplacen decenas de kilómetros de sus casas, sino que ofrecerá mayores excusas para que los jóvenes dejen de cursar sus estudios. Sería más lógico apostar por la educación de calidad en lugares más castigados por el fracaso escolar que inventarse nuevos métodos de reajustar las enseñanzas. De esta forma seguro que las inversiones serían más efectivas.