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Navidad. Caridad.

Desde la manigueta se ve casi toda la cofradía, y aquí, asido a ella, uno reflexiona sobre las cosas que pasan en nuestras hermandades.

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Desde la manigueta se ve casi toda la cofradía, y aquí, asido a ella, uno reflexiona sobre las cosas que pasan en nuestras hermandades.

Dice el evangelio: "Por eso, cuando des a los necesitados, no lo anuncies al son de trompeta, como lo hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles para que la gente les rinda homenaje. Les aseguro que ellos ya han recibido toda su recompensa. Más bien, cuando des a los necesitados, que no se entere tu mano izquierda de lo que hace la derecha, para que tu limosna sea en secreto. Así tu Padre, que ve lo que se hace en secreto, te recompensará." (Mt 6, 2-4).

Aunque para muchos grandes almacenes la Navidad llega en octubre prácticamente, para nosotros los cofrades, los católicos, los cristianos, llega cuando tiene que llegar. Primero hay que vivir el Adviento -la Cuaresma del Nacimiento de Jesús-, este tiempo preparatorio que desembocará en una de las mayores alegrías de la cristiandad.

Nuestras cofradías, fieles a sus fines, hacen aún un mayor esfuerzo en esta época, en labores sociales y caritativas, hecho que entre los cofrades no pasa desapercibido y pienso que entre los no cofrades tampoco. Y no es cuestión de proclamar a los vientos nuestro trabajo y nuestra ayuda en contra de lo que se nos dice en el evangelio de San Mateo, si no de reconocer un trabajo y una entrega que son dignas de elogio. Se nos exhorta a ser especialmente generosos en Adviento y, sin duda, las hermandades lo somos. Y no solo por las ayudas económicas que se prestan a los más necesitados, si no por la verdadera CARIDAD, con mayúsculas, que se practica con el gesto, con la palabra y con el cariño.

Impresionante ver en días pasados como todas las hermandades se volcaron con el Banco de Alimentos en los distintos supermercados de nuestra ciudad, las caravanas de jóvenes que recaudan miles de kilos de comida, los belenes solidarios, las campañas de recogidas de juguetes, etc., etc., etc.
Sé que nuestras hermandades tienen muchas goteras y defectos, pero lo que no se deja de lado, lo que se hace bien, hay que reconocerlo. Y abogo porque se continúe en esta línea, que tu mano izquierda no se entere de lo que hace la derecha, pero que tu mano derecha no pare de hacer cosas, aunque la crisis se fuera.

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