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La tribuna de El Puerto

Sicario

En “Sicario” (2015) la nueva película de Denis Villeneuve, nos metemos hasta el cuello en el mundo del narcotráfico, sobrevolamos El Paso, cruzamos la frontera natural que supone el río Bravo, y pisamos el horror en la tierra que es Ciudad de Juárez, estado de Chihuahua, México.

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En “Sicario” (2015) la nueva película de Denis Villeneuve, nos metemos hasta el cuello en el mundo del narcotráfico, sobrevolamos El Paso, cruzamos la frontera natural que supone el río Bravo, y pisamos el horror en la tierra que es Ciudad de Juárez, estado de Chihuahua, México.

Nuestro punto de vista será el de Kate Macer (Emily Blunt), una joven agente del FBI especializada en misiones de rescate de rehenes que es reclutada por Matt Graver (Josh Brolin) quien dirige un equipo de inter-agencias (DEA, CIA) cuyo objetivo último es el de golpear duro al narcotráfico, en concreto al cártel más importante y sanguinario de México.

El grupo contará con el asesoramiento de Alejandro (Benicio del Toro) un hombre enigmático, turbio y temible.

“Sicario” cruza las líneas que separan el género del thriller con el de la acción, y también aquellas que definen y clasifican bandos y personajes. Cruza las líneas que separan lo estético de lo narrativo, el cine comercial del cine de autor y las que dividen lo visual (impresionante cinematografía de Roger Deakins) de lo sonoro (demoledora banda sonora a cargo de Jóhann Jóhannsson).

Los personajes de “Sicario” también cruzan esas líneas. Todos. En otras películas las líneas se “cruzan” para justificar una acción de dudosa moralidad, sin embargo el personaje no deja de estar claramente definido.

En “Sicario” los personajes están definidos por pequeños detalles que no consiguen ajustarlos ni encorsetarlos en ningún lado de la línea. Tengo que recalcar, que cuando cruzamos una línea, ésta automáticamente desaparece.

Si mueves una línea de su sitio se borran los límites y todo se mezcla, no hay bandos, no hay niveles, no hay objetividad ni moral, y eso acerca mucho la ficción a la realidad, por lo que, por si no te había quedado claro hasta ahora, te estoy diciendo que “Sicario” es todo un peliculón, y que deberías ir a verla.

¿Aún no te decides? Vale, pues deja que te hable por último de mi amigo Alejandro, el personaje de Benicio del Toro. Mi amigo Alejandro no habla mucho, pero cuando lo hace, puede salvarte la vida o acabar con ella.

No es un hombre de palabras, sino de miradas, y con ellas te advierte de cuando debes dejar de apuntarle con un arma y cuando deberías haberlo hecho antes que él. Alejandro perdió a quien quería. Alejandro es capaz de enseñarte a Dios en la tierra y llevarte el infierno a la mesa mientras cenas. Alejandro es un lobo, y tú, no lo eres.

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