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La tribuna de El Puerto

El régimen

Cuando me pongo a régimen adelgazo. Es desagradable dejar de comer lo que a uno le gusta pero es incuestionable, el cumplimiento del régimen adelgaza.

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Cuando me pongo a régimen adelgazo. Es desagradable dejar de comer lo que a uno le gusta pero es incuestionable, el cumplimiento del régimen adelgaza. El plan de ajuste no es sino un régimen que nos impuso el gobierno de la nación para poder cumplir los objetivos de déficit determinados desde Europa, reducir la deuda con los proveedores municipales y alcanzar la estabilidad de las cuentas públicas.

La deuda con los proveedores se alivió a través de los préstamos  ICO que el gobierno de la nación facilitó a los municipios a cambio de aprobar medidas que equilibraran los presupuestos públicos. Como plan de choque, el propio gobierno de la nación tomó una medida en beneficio de las cuentas municipales, subiendo en plena crisis inmobiliaria el valor catastral de los inmuebles  a razón de un 10% cada año.

No es que se subiera  un año, y se mantuviera para los siguientes lo subido, es que al año siguiente se subió el valor catastral otro diez por ciento más, es decir, más de un 20 %, con la consiguiente subida del IBI a los ciudadanos en igual proporción, ya que ese impuesto se calcula sobre el valor catastral.

De medida de choque puede calificarse también la decisión de permitir la entrada de un socio privado en el accionariado de la empresa municipal Apemsa por la que el municipio ingresó en 2014 casi 10 millones de euros.

La liquidación del presupuesto 2014  recientemente conocida recoge los efectos positivos del plan de ajuste, el régimen. Pero la venta de Apemsa es un hecho puntual, y por tanto un espejismo en el aumento de la recaudación que terminará en 2017, año en el que se recibirá el último pago como consecuencia de dar entrada en la empresa municipal a un socio privado.

Y el incremento de la recaudación de IBI se hace a costa del ciudadano, que espera lógicamente que la mejoría en las cuentas públicas conlleve antes o después la reversión de esa medida recaudatoria.

Por ello sigue siendo necesario reducir los gastos municipales y principalmente el gasto en las contratas. Cada renovación en los contratos municipales  debería servir para reducir su coste, determinando si el servicio debe seguir prestándose de la misma manera o si existen alternativas más económicas. 

Y evitando en cualquier caso incrementar el coste como ocurrió en la última renovación importante, la del contrato de parques y jardines.
En 2014 se dieron circunstancias puntuales que no pueden obviarse: si se suben los impuestos a los ciudadanos y se ingresa por la venta del patrimonio municipal, evidentemente las cuentas cuadrarán mejor, pero ese no debe ser el camino una vez quede superada la crisis.

Los resultados deben ser  valoradas adecuadamente  para poner unas bases sólidas de recuperación  para el futuro que permitan devolver lo prestado por el ICO, y eviten en las cuentas públicas el conocido "efecto yo-yo" que suele darse cuando se abandona el régimen.

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