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El pobrecito hablador

4-D

Muchos años han pasado desde entonces, casi cuarenta, y muchas cosas han cambiado. Ya tenemos autonomía y somos dueños de nuestro destino

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No sé si te acuerdas de lo que pasó aquel día de Diciembre; quizás, para ti no sea más que otra fecha del calendario, algo que viene poco después del puñetero Black Friday.

Quizás no recuerdes las calles llenas de gente, un rugido de libertad hecho fiesta, porque aquí no sabemos hacer las cosas de otra manera. Una jornada que unió a todo un pueblo sin que hubiera un partido de fútbol de por medio, ni feria ni Jueves Santo. Familias enteras que salieron a la calle con sus banderas verdiblancas, aquellas que muchos, haciendo gala de un gran sentido del humor, preguntaban si eran del Betis. Y salieron a pedir por sí, cansados de ser andaluces por España y la Humanidad, conscientes de que nadie vendría a regalarles nada, y que cada metro cuadrado de igualdad había que ganárselo.

Es posible que no tengas en tu memoria que ese día murió un joven de 19 años de un tiro por la espalda, un crimen del que aún no se conoce al asesino. Murió en una esquina de la Alameda de Colón, donde cada día su recuerdo es manchado por unos políticos que, de tan inútiles, no han sido capaces ni de escribir bien su nombre, los mismos que financian con el dinero de tus impuestos la fundación que lleva el nombre de un dictador. En ese nombre no cometen errores.

Muchos años han pasado desde entonces, casi cuarenta, y muchas cosas han cambiado. Ya tenemos autonomía, y somos dueños de nuestro destino. Eso, o somos como la abuela del anuncio de la lotería, viviendo engañados, haciendo el paripé de que nos ha tocado el gordo, fingiendo que no pasa nada, que atamos a los perros con gambas a la plancha. Porque sería muy triste que, después de todo, siguiéramos siendo el maltrecho trasero de Europa, los más pobres entre los pobres, los que aguantan más paro, más carencias en Sanidad y Educación. Sigamos fingiendo. Andaluces levantaos, pedir Iphones y Champions League.

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