Terminamos un año y al filo de las doce de la noche comenzamos otro con la última campanada del reloj y la última uva para todos los que celebramos la nochevieja, que ya es mucho porque para algunos puede ser una despedida sin regreso.
Es el momento de reflexionar y hacer un examen de conciencia acerca de cómo hemos vivido este 2016 que dejamos atrás, saber si estamos satisfechos con el camino andado, conocer si los aciertos han superado a los errores, analizar el porqué de los mismos, alegrarnos por los primeros y arrepentirnos de los segundos, y sobre todo recibir al nuevo año con el propósito de ser felices y hacer felices a los demás.
En cuanto a cómo ha transcurrido la vida a nuestro alrededor, debemos hacer un balance de los hechos acaecidos viéndolos desde un punto de vista global, sin partidismos de ningún tipo, ya sea personal, familiar o político.
Por primera vez, desde que venimos disfrutando de la democracia, se hubo de repetir las elecciones, con el consiguiente coste económico, por culpa del odio hacia el adversario y el egoísmo personal de algunos miembros de los diferentes partidos.
Por primera vez, la ambición por el dinero ha llevado a la cárcel a políticos y empresarios. Por primera vez, diputados, senadores, emprendedores y sindicalistas han sido acusados de prevaricación, malversación y apropiación de caudales públicos; por primera vez, banqueros y miembros de consejos de administración han hecho uso indebido de tarjetas opacas para evitar la declaración de la renta.
Por primera vez, dos presidentes autonómicos se sientan en el banquillo de los acusados por prevaricación, malversación y sabe Dios cuántos delitos más.
Por primera vez se ha puesto en el filo del precipicio a una persona condenándola a caer sin haber sido culpada; por primera vez las divisiones internas de los partidos, los centenarios y los recientes, nos llevan a no tener fe en los mismos.
Así pues, a las puertas de 2017 brindemos por una democracia libre de advenedizos, donde la honradez triunfe sobre la deshonra, la paz sobre la guerra, el trabajo sobre el ocio. Por primera vez, seamos sensatos.