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Terremoto en el ?granero de votos?

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La clase política tiene la mente siempre puesta en las elecciones. La cita autonómica y local de 2011, previa a las generales de 2012, acapara ya los afanes de los estados mayores de los partidos. No crean, pues, que los árboles de la coyuntura no dejan ver el bosque del asalto a La Moncloa: se perfilan candidatos, estrategias y presupuestos para las campañas.

El nuevo presidente de la Junta de Andalucía, Juan Antonio Griñán, se presentó oficiosamente este jueves en Madrid, en un tumultuoso y multitudinario desayuno de Europa Press, para hablar de Andalucía en el presente y el futuro económico. Allí estaba también su antecesor, Manuel Chaves, hoy atribulado vicepresidente autonómico del Gobierno central, y no vi a más ministros de Zapatero, aunque acaso alguno habría.

Lo que sí se comentaba entre los altos funcionarios socialistas, andaluces o no, es que Rodríguez Zapatero se va a volcar con Griñán: le pregunté a este por su candidatura a la Junta y no desmintió que vaya a ser él quien se enfrente a un Javier Arenas que estos días anda, como vicesecretario general que es, excesivamente enzarzado, dicen, en los conflictos internos de su partido derivados del muy pringoso caso Gürtel.

Griñán es de los ortodoxos del PSOE, un pata negra del socialismo de siempre, ministro de Felipe González y pienso que no demasiado cercano, pero tampoco muy lejano, a Zapatero. Su batalla contra Arenas va a ser la de ZP contra Rajoy a pequeña escala.

Asisto con pasión a esta pelea andaluza, como me constituyo en testigo de la castellano-manchega, donde la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, va a mantener un emocionante cuerpo a cuerpo con el actual presidente, José María Barreda. Claro que ya sabemos que en Madrid la emoción será menor, a menos que los socialistas encuentren unos candidatos capaces de destronar a los mal avenidos Aguirre-Ruiz Gallardón; pero, sin duda, la batalla de Madrid, por variadas razones, tendrá interés informativo.
En suma, un aliciente más, la apertura de la que va a ser una larga, muy larga, y enconada, muy enconada, batalla preelectoral ya a la vuelta del verano. No se lo pierdan.

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