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Con Y griega

Jueces y Fiscales indefensos

Magistrados, jueces y fiscales no tendrán más remedio que afanarse en su tarea diaria, bajo un ruido ensordecedor, hasta que digan basta

Publicado: 25/06/2018 ·
23:54
· Actualizado: 25/06/2018 · 23:54
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Autor

Antonio Yélamo

Periodista de dilatada trayectoria, Antonio Yélamo es director de Radio Sevilla, en la Cadena Ser

Con Y griega

La actualidad política, social y económica andaluza analizada desde la A a la Y con el sello personal de Antonio Yélamo

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No tienen quien les defienda. Para colmo, todo el despropósito sucedido en relación al caso de “La Manada” ha venido a echar más leña al fuego del descrédito en el que se consume últimamente la clase judicial de nuestro país. Si ya de por sí estaban señalados a consecuencia de la lentitud y la complejidad de la actual maquinaria judicial, ahora recae sobre sus espaldas la indignación popular, toda una marea de malestar ciudadano viéndose así directamente concernidos, sin apenas auxilio, solos y desasistidos. Máxime después de los ataques provenientes del entonces partido del gobierno, el PP, a cuenta de la sentencia sobre el caso Gürtel .

Tienen que escuchar todo tipo de reproches, hasta que han de someterse a una especie de reeducación, un reciclaje express sobre perspectiva de género poco menos como si fueran ellos los únicos que han de actualizar sus conceptos para afrontar su labor diaria obviándose que lo que proceda sea, igualmente, la introducción de los cambios normativos y jurídicos correspondientes. Bien es cierto que la gravísima agresión sexual sufrida por la chica madrileña en Navarra debería tener otra respuesta en los tribunales pero queda claro que tendría evitarse que desde aquí se llegue a generalizar sobre el propio sistema judicial y en torno a aquellos que lo hacen posible cada día. Y eso, a pesar de las enormes dificultades que han de afrontar derivadas de la falta de recursos, atrapados en una incesante litigiosidad que parece no tener fin y en un modelo excesivamente garantista que prolonga la tramitación hasta límites insoportables. Lo de menos es que no se les entienda en sus fallos y resoluciones, lo peor es que siendo conocedores de sus carencias y deficiencias estructurales los culpemos de todo lo que acontece.

Y por si no fuera suficiente, alguien de los suyos se erige en guardiana de la esencias y arremete, desde dentro, contra todos, entrando a saco en la descalificación del trabajo de compañeros suyos, opinando descaradamente sobre causas aún abiertas y arrojando serias dudas y severas apreciaciones más que tendenciosas sobre otras ya cerradas y enjuiciadas. Y no digamos nada sobre lo que piensa de los fiscales. Ya se sabe, todos bajo sospecha, pérfidos ellos. Da igual. Saben a la perfección los afectados que les saldrá gratis a sus autores tanta ofensa y crítica desaforada, al margen de la lógica y legítima valoración que se pueda hacer de su trabajo. Mientras tanto, sin que nadie rompa una lanza en su favor, ahora que arrecian los vientos en contra, ellos, magistrados, jueces y fiscales, no tendrán más remedio que afanarse en su tarea diaria, bajo un ruido ensordecedor, hasta que digan basta. Entonces, alcanzado ese punto, nos daremos cuenta de lo lejos que hemos ido. Que conste.

 

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