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Popeye

Si usted tiene más o menos mi edad, es decir, cincuenta y algo, si le hablo de espinacas seguramente se le vendrán a la cabeza dos nombres: Rinconcillo y Popeye

Publicado: 17/01/2019 ·
22:16
· Actualizado: 17/01/2019 · 22:16
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Autor

Rosa G. Perea

Rosa G. Perea es escritora. Es cofundadora del Club de Lectura del Ateneo de Sevilla y editora en Almuzara

La Gatera

Como escritora, editora y colaboradora en medios de comunicación, Rosa G. Perea habla de todo, predominando la cultura

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Si usted tiene más o menos mi edad, es decir, cincuenta y algo, si le hablo de espinacas seguramente se le vendrán a la cabeza dos nombres: El Rinconcillo y Popeye. Del primero, del que solo se me ocurren cosas buenas que decir, no hablaremos hoy, que tiene no un artículo, tiene un libro. Hablaremos de ese marinero canijo, tuerto, y con pipa equilibrista en los labios, que dio argumentos de sobra a nuestras madres para obligarnos a comer espinacas. Popeye entraba en nuestras casas apretando latas de espinacas que engullía fortaleciendo sus músculos. La verdad es que ahora lo miras y parece que las latas, más que espinacas, contuvieran esteroides por lo exagerado de esos músculos tatuados con un ancla. Aunque a mí lo que más me fascinaba de Popeye (que se traduciría algo así como ojo saltón “pop-eye”) era su condición de padre soltero, cuyo hijo adoptivo, Cocoliso, le había llegado por correos.

Todos hemos tarareado en alguna ocasión aquello de “Popeye el marino soy…” pero lo que puede que algunos no sepan es que esta canción fue compuesta por Sammy Lerner, el mismo que compuso “Falling in Love Again (Can’t Help It)”, la canción de Marlene Dietrich en la película “El ángel azul”. Pues bien, Lerner se negó a admitir durante años que aquella cancioncilla  que decía “I’m Popeye the sailor man, Popeye the sailor man, I’m strong to the finish ‘cause I eats me spinach, I’m Popeye the sailor man” era obra suya, pero esos remilgos no le impidieron cobrar los royaltis, que le hicieron rico. Lerner tomó como inspiración la primera parte de I am a Pirate King, canción que pertenece a la ópera The Pirates of Penzance, una popular comedia musical que data del siglo XIX. Y lo mejor de todo, sólo tardó dos horas en hacerla.

E. C. Segar, creador del personaje,  se inspiró en el boxeador Frank “Rocky” Fiegel, de la misma ciudad de Segar y curiosamente, en el año 1996, en su tumba se colocó una placa de Popeye, encargado por The International Popeye Fan Club. Hay gente para todo…


Ayer se cumplieron 90 años de la primera aparición del marino en la tira cómica Timble Theatre de King Features Syndicate, en la edición del The New York Evening Journal. 

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