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Las campanas de Arcos sonarán al unísono el 2 de diciembre

Con motivo del Día Internacional de las Campanas, Cultura plantea una jornada histórica

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  • Campanas de Santa María, en Arcos. -

La incipiente actividad cultural en Arcos deja una cita clave por llamativa: un concierto de campanas que sonará para todo el mundo el día 2 de diciembre desde las 9.00 hasta las 18.00 horas gracias a los medios tecnológicos.

Desde 1437, de cuando data la campana más antigua de la ciudad, el peculiar sonido no ha abandonado a Arcos y a sus habitantes. Un patrimonio del siglo XV que supera incluso a la campana más antigua de Sevilla que dataría de un año después, el 1438. Las campanas no solo sirvieron para dar aviso a la población de la celebración de los actos religiosos, sino para advertir de incendios, de la llegada de tropas enemigas y otras alertas teniendo en cuenta la situación privilegiada de Arcos como atalaya militar fortificada gracias a su altura. Respecto a las liturgias religiosas, las campanas anunciaban con gran frecuencia el rezo del ángelus, la misa ordinaria, eucaristías mayores, la  agonía de hombres y mujeres, toque de difuntos y un largo etcétera de curiosos repiques a modo de sintonía de la vida cotidiana de la ciudad.

La idea es que suenen las campanas en lo que promete ser un concierto histórico, sumándose el sonido de campanas manuales como la del muñidor, las chascas o carrión, que se reunirá en el atrio de la Basílica Menor de Santa María de la Asunción. A las 9.00 comenzará el concierto en la ermita del Santísimo Cristo del Romeral que data de 1765; le seguirán los toques de las campanas del asilo de La Caridad (siglo XVIII) , parroquia de María Auxiliadora (1644), iglesia San Agustín (1539), parroquia de San Pedro Apóstol (1728), del convento de las madres mercedarias (1650) y de la Basílica Menor de Santa María de la Asunción (siglo XVIIII) coincidiendo con el rezo del ángelus a las 12.00 horas.  

Paralelamente, a las 13.00 horas se celebrará un acto en el salón de plenos en reconocimiento a la labor de los campaneros de Arcos, en el que se implica como colaborador la Diputación de Cádiz cuya presidenta acompañará esta convocatoria.

La jornada dedicada a las campanas tocará fin con el toque en la iglesia de San Juan de Dios (siglo XVII), en la capilla de Nuestra Señora de las Aguas (1729) y en la parroquia de San Francisco (1510)  que cerrará este histórico recorrido por el sonido que fluye de las espadañas. A partir de ahí, en torno a las 17.00 horas, las pequeñas campanas manuales se darán cita en el referido atrio de Santa María y sobre las 18.00 horas repicarán al unísono todas las campanas de la localidad.

El pasado 30 de noviembre de 2022 la UNESCO declaró el toque manual de campana español como Patrimonio Inmaterial y Cultural. El Ayuntamiento de Arcos se suma así a este reconocimiento partiendo de su inmenso valor patrimonial en este sentido.

El delegado de Cultura, Andrés Camarena, entiende que será un concierto único que difícilmente se repetirá, de ahí que apele a la atención de ciudadanos y visitantes por ese carácter histórico de la jornada. También será una nueva ocasión para promocionar la ciudad. Del mismo modo, ha agradecido la colaboración de los campaneros locales y párrocos, especialmente del maestro campanero Domingo Olivera.

Cabe recordar que el tañido de las campanas de las parroquias de Arcos ya fue sujeto de una grabación en formato cinta cassette en los años ochenta del siglo pasado, pero esa iniciativa nunca se plasmó en un concierto en directo.

Bien merece la ocasión recordar el artículo del escritor arcense Pedro Sevilla que tituló en 2020 precisamente ‘Las campanas’:

Como con el bienestar tan grande que disfrutábamos antes del coronavirus nos habíamos puesto muy finos y muy exigentes, resulta que nos molestaban hasta las campanas de las iglesias. Incluso hubo intentos de suprimir sus tañidos y sus llamadas a misa porque herían los oídos de los turistas y no los dejaban dormir. Es verdad que hay turistas chinchosos, de esos que piensan que puesto que pagan una habitación de hotel tienen derecho a suprimir tradiciones, pero es curioso porque a ninguno de esos turistas, cuando van a Marruecos, se les ocurre pedir que se suprima la oración matinal del muecín, que se transmite por megafonía para todo el pueblo, turistas incluidos.

Pero todo esto viene a cuento porque quiero hacer un canto a las campanas de nuestras iglesias, que son las que marcan mi tiempo no de ahora con esto del confinamiento, sino desde que vivimos en San Pedro, hace ya veinticinco años. Las campanas las toca Dios directamente. Alguno me dirá que no, que lo que ocurre es que están sujetas a un mecanismo que las hace sonar en el momento justo del Ángelus, o al toque de Ánimas, pero yo estoy convencido de que las toca Dios y  a su ritmo me someto todos los días.

Muy rara vez consulto el reloj de mi móvil. Normalmente me guío por los toques de campana de San Pedro, que inundan la casa con su bronce antiguo y barroco. Desde mi privilegiada  altura puedo oír no sólo las campanas de San Pedro, sino también las solemnes y majestuosas de Santa María y las humildísimas campanitas de las Mercedarias, que a las siete de la mañana convocan a las Monjas a los rezos y los latines. Este amor a las campanas, lo sé, me viene de la infancia, que es donde se fraguan nuestros sentimientos. Recuerdo que mi abuela me explicaba los distintos toques de nuestra franciscana iglesia, allá en la calle del Molino. De su boca aprendí palabras como Ángelus, o el toque de Ánimas, que era a las nueve de la noche para recordar a los difuntos, o el repique de Gloria, cuando un niño subía al Cielo.

Las campanas las toca directamente Dios. No hay quien me lo quite de la cabeza por mucho que me explique lo del artefacto eléctrico. Mientras haya campanas que nos marquen el ritmo de nuestra vida, que nos llamen para la misa de doce o nos anuncien, con su rotundo y doloroso golpe, que se nos ha muerto un vecino, estaremos a salvo y en las manos de Dios.

Y ahora permítanme que les deje. Las campanas de San Pedro acaban de dar las seis de la tarde. Es la hora del cafelito. Ya estoy notando en la cocina su olor antiguo y negro”.

 

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