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Arcos inaugura un monumento de conciencia dedicado a la Memoria Histórica y Democrática como símbolo de la reconciliación

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Inauguración del monumento a la Memoria Histórica y Democrática.

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El Paseo de Andalucía de Arcos no es ya solo un espacio de recreo y esparcimiento para la población, también lo es para la reflexión, el recuerdo emocionado y de respeto a nuestra historia aún reciente. La inauguración del monumento a la Memoria Histórica y Democrática, obra del escultor Francisco José Medina Pérez, superó sus expectativas de público para convertirse finalmente en un concurrido acto alimentado por el recuerdo hacia quienes perdieron la vida o fueron represaliados por defender los valores democráticos o no, porque durante la dictadura franquista se cobraron rencillas políticas, personales, familiares y por otros motivos que nada tenían que ver con el régimen impuesto. Así son las guerras.

El monumento es el fruto de un acuerdo plenario adoptado el anterior mandato con el beneplácito de los partidos políticos representados en la Corporación, amén de la voluntad personal de la entonces delegada de Cultura, María Macías, y que ha seguido disfrutando del apoyo del nuevo Gobierno de la ciudad. De ahí las palabras de bienvenida del actual delegado Andrés Camarena, quien explicó al público que el monumento “representa la memoria colectiva y la reconciliación histórica de nuestra ciudad y nuestro país; una reconciliación entre dos facciones que sufrieron los horrores de la guerra…”. Así pues, con el monumento, señaló, se pretende alcanzar “una cohesión social al abordar los hechos traumáticos del pasado”, “una reparación simbólica de los que sufrieron entonces, al tiempo de servir de recordatorio permanente de nuestra historia y un recurso educativo para generaciones futuras”.

Al delegado no le cupo duda que este monumento, desde la justicia, también engrandecerá la identidad de Arcos como ciudad, pues “es de todos y para todos”. El primer teniente de Alcalde, Leopoldo Pérez, sumaría breve y acertadamente aquellas palabras del escritor y filósofo José Saramago que decían que “Hay que recuperar, mantener y transmitir la memoria histórica, porque se empieza con el olvido y se termina con la indiferencia”. Pérez tuvo un emocionado recuerdo a la anterior delegada de Cultura como precursora del monumento, detalle recompensado con un fuerte aplauso.

La explicación artística

El autor de tan bella obra ofreció una perspectiva artística y un didáctico resumen de cómo ha elaborado la escultura y qué la ha inspirado. El monumento representa un árbol hecho de hierro al que le han cortado sus ramas pero que aún pervive; una metáfora sobre el dolor en forma de árbol seco, sin tierra, apoyado en sus raíces que, en este caso, es una lápida de mármol que contiene los nombres del centenar de desaparecidos, asesinados o represaliados durante la dictadura. Un árbol apuntalado cuya corteza no ha podido sufrir mayor ‘maltrato’, pues fue golpeada, perforada y quemada adrede por el autor para simbolizar la tortura y el dolor, que incluso incorporó restos de soldaduras defectuosas para reflejar en cierto modo la ‘chapuza’ que el régimen fue. Incluso fue atacado con ácido nítrico. Con ello, Medina Pérez muestra en el monumento distintas texturas y una metáfora del tiempo creada a partir de un proceso de oxidación controlada que irá provocando una mancha sobre la piedra. Orientado al sur, muestra un puntal que en realidad es un reloj de sol que, cuando transcurran las horas, irá marcando el paso del tiempo sobre los nombres. El monumento refleja además seis grabados de hojas secas. Son, en suma, las claves para entender el sentido de este monumento.

Desde la Asociación para la Memoria Histórica y Democrática de Arcos, María Antonia Rosado Ibáñez y María Luisa Merino agradecieron la aportación de todas las partes que ha dado pie a la construcción de la escultura. “Un monumento que no sólo reconoce a las personas que fueron asesinadas, sino a quienes quedaron vivos, a sus familiares, compañeros y compañeras que fueron víctimas de escarnio público…”, pero también “un monumento que dignifica a nuestra ciudad”. Gran simbolismo tuvieron las palabras hacia la recientemente fallecida vecina de Arcos Isabel del Valle, quien dejó este mundo sin saber dónde yacen los restos de su padre ‘Frasquito el de la Posada’.

Más gráfico, imposible

Para poner colofón al encuentro, la actriz arcense Noemí Cerredo, luciendo un pañuelo rojo, interpretó una breve pero emotivísima pieza escrita por el dramaturgo Salvador Pérez Salas en la que, como no podía ser de otra manera, describió la miseria de una etapa negra de nuestra historia que dio lugar a niños huérfanos “hijos de los rojos”. Pero también, fiel a cómo transcurrieron esos hechos en Arcos, se recordó para los presentes que en la ciudad no hubo guerra como tal, sino una brutal represión. La obra, no obstante, reivindicó la reconciliación, la vida en paz y el perdón, que no el olvido. “Soy roja y me he prohibido odiar”, sentenció la obra.

La pieza teatral se vio enriquecida con la interpretación de dos pasodobles por parte de Juan María, Alberto y Botejara, tres hombres jóvenes del carnaval que también reivindicaron los nombres de quienes fueron represaliados pero nunca olvidados.

Las impresiones políticas

Posteriormente, tanto el secretario General del PSOE en Arcos, Isidoro Gambín, y el portavoz de IU, Miguel Ángel Ortega, enaltecieron el valor democrático del monumento inaugurado y recordaron con gran cariño a la exdelegada de Cultura María Macías, como también tuvieron palabras para la Asociación de Memoria Histórica y Democrática, para el escultor y cuantas partes han confluido en esta iniciativa. El exalcalde criticaría en particular la ausencia en el acto del alcalde Miguel Rodríguez, quien no acudió por motivos personales según fuentes municipales.

 

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