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Jerez

Esencia de la zambomba

Si se nos olvidan todos estos elementos, nuestra Zambomba será otra cosa, por lo que no nos sorprendamos con que a cualquier cosa se le llame “ Zambomba” o "Zambombá"

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Ya se acercan las tan esperadas Zambombas.El jerezano, se enorgullece de mantener viva una de las herencias orales recibida de sus mayores, en torno a las celebraciones navideñas. Pero en los últimos años, ante el resurgimiento de lo que vendemos como “Zambombas”, surge la pregunta de que si lo que estamos celebrando son esas fiestas entrañables que se erigieron en gañanías y patios de vecinos o es otra cosa.
Por otra parte, ante la maltrecha economía de los últimos tiempos, a nadie le amarga un dulce, y la convocatoria desde bares, tabancos y otras empresas a celebrar sus “ Zambombas”, es un argumento placentero para llenar las arcas de la ciudad. Y esto es incuestionable. Ante esto, cabe preguntarse: ¿ Cuál ha sido por ende la evolución de la “ Zambomba”?. Es curioso como cientos de personas visitan nuestra ciudad desde las últimas semanas de noviembre, otro asunto a debatir, con la intención de “ presenciar” el espectáculo “ zambombero”, que de participación poco saben y menos ayudamos a descubrir.
Recuerdo hace un par de años a un matrimonio venido de más allá de Despeñaperros, que al grupo que estábamos en torno a la zambomba, previo a comenzar a cantar, nos instaban a comenzar “ la actuación”, que ya ellos llevaban una hora esperando que comenzara el espectáculo. Nuestra respuesta: “ Comenzará cuando ustedes empiecen a cantar”. Así de fácil es la Zambomba. Amigos, familiares, conocidos, menos conocidos, en torno al “ Tin tin Catalina” o “ Los caminos se hicieron”. Nadie es el protagonista exclusivo y el desglose de romances arcaicos y “ coplas de Nochebuena” tiene que ser el principal ingrediente. Otra cosa es si durante la fiesta, se nos ocurre hacer pestiños, buñuelos o roscos, entendiendo que esto si se producía en las Zambombas de nuestros mayores. Y que de vez en cuando haya alguien que destaque con un villancico en solitario, pues también es bienvenido.
Si se nos olvidan todos estos elementos, nuestra Zambomba será otra cosa, por lo que no nos sorprendamos con que a cualquier cosa se le llame “ Zambomba” o se le introduzca la tilde en la última a y sigamos discutiendo con los de fuera de nuestras fronteras eso de que no se le llama “ Zambombá”. 
Si a estas alturas, cuando todos deseamos que sea reconocida esta tradición como Fiesta de Interés Turístico, no cuidamos su esencia, estaremos dando “ gato por liebre” al que nos visita y nada tendrá de especial nuestra Zambomba.  Y para acabar con esta feria, otro capítulo giraría en torno a las licencias, decibelios permitidos, hogueras,  etc, galimatías de los últimos bandos municipales.  ¡ Cuánta razón tenía un buen amigo mío, el cual me espetaba de vez en cuando: ¡En la sencillez reside lo eterno!.

 

*Compositor y Coordinador del Taller de Investigación del Villancico y la Zambomba de Jerez

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