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‘Arcos de la Frontera, Poesía Blanca’

Raimon Moreno es el presidente de la Confederación Española de Fotografía

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  • Detalle de la fotografía de Raimon Moreno. -

Más allá de su infinita belleza, de su eterna inspiración, de sus imborrables momentos...; más allá del tópico de la ciudad que vive “entre la realidad y el sueño”, Arcos es tan grande que en ocasiones obra el milagro de traernos a gentes de todo el mundo capaces de percibir y, por ende, de mostrar a sus semejantes el valor de un lugar.

Raimon Moreno, que es el presidente de la Confederación Española de Fotografía, captó en apenas unas horas la luz, el aroma, la esencia... de una ciudad a la que ya le atan vínculos inexplicables que solo se podrían justificar con la amistad con el también fotógrafo Juan Mariscal, a quien acompañó durante la presentación de su exposición ‘La eternidad de los instantes’. Ya sabéis, la muestra que recrea el Marruecos más azul y personal que captó durante sus visitas el fotógrafo arcense.

Pero tal acontecimiento no ha hecho más que revelarnos a un Raimon Moreno no fotógrafo, que lo es, sino a un escritor y persona sensible capaz de absorber de un sorbo cuanto se le planta a su alrededor. Y, como ejemplo, el que hoy nos trae: su  trabajo titulado ‘Arcos de la Frontera, poesía blanca’, que bien merece la pena editar en estas páginas tras su inicial publicación en el blog del fotógrafo y que ahora reproducimos mientras gozamos:

“Esta es una ciudad preciosa, una perla blanca, la entrada a la ruta de los pueblos blancos de Andalucía, donde se respira cultura. En el viaje por sus calles nos hemos encontrado con poetas, pintores, escritores y por supuesto… fotógrafos que nos han enriquecido con sus charlas, con su alma. La ciudad se ha hecho a sí misma conservando las tradiciones y mostrando una cara amable a todos los que tenemos la suerte de conocerla.

Sus calles blancas, enmarcan a las personas que transitan por ellas, mostrando y realzando la belleza, y todo se transforma en poesía, con esos toques de color de las macetas en sus paredes, con esas historias que conservan cada una de sus ventanas y sus puertas, que nos hablan de amores prohibidos que susurraban por sus gateras, “pelando la pava” como se decía de aquellos que incluso dicen las malas lenguas que alguna vez… Pues eso.
Si el azul es la eternidad, y por eso el cielo es azul, el blanco es bondad, pureza e inocencia, ya que este color simboliza paz, la humildad y el amor, almas blancas como la de las gentes que viven en esta bella ciudad.

Arcos de la Frontera… es Poesía Blanca, como las poesías de Julio Mariscal Montes, hijo de Arcos y familia de mi hermano Juan, gracias por ese libro que tocó mi corazón.

Esta es una de las poesías de ese libro que tengo en la repisa de mi corazón, ‘Poemas de ausencia’… Casualmente en la página siete , estuve en la habitación siete del hotel Puerta de Arcos, casualmente habla de domingo, y me lo regalaste un domingo, casualmente habla de abril, y era abril, casualmente habla de amor, y es amor es lo que hay en nosotros…

“Pondré mis ilusiones a la puerta/  de este sol de domingo./ Me iré vistiendo el corazón de rosas/ para muchachas nuevas/ como el agridulzor del primer beso./ Ya otra vez yo: ¡Miradme!/ la risa abierta, la palabra torpe,/ y las manos colmadas/ de canciones de abril, guiños, estrellas…/ Pero en lo hondo, aquí, para nosotros solos:/ Esta espina, Dios mío… Estas espinas…”.
Este trabajo está dedicado sobre todo a Juan, Rocío y Pablo, que son parte de nuestras vidas, de esas personas que parece que conoces de toda la vida, a pesar de que hace poco que se cruzaron nuestros caminos; de esos, como dice mi amigo Pablo, que son “buena gente”. “Son buena gente” con ese acento que enamora y que llega adentro, a lo más profundo de nosotros. Gracias a vosotros he comido mis recuerdos, y los mil sabores  que hemos probado me han trasportado a mi infancia, a esa infancia de origen andaluz.
A todas y todos con los que he podido compartir este viaje: Miguel Olivera, Pepi, Rafa, Charo, Diego García, Basti, Miguel Heredia, Javier Jadoga, Ausi y Manu Ruhe, y a tantos otros con los que hemos compartido algunos momentos del viaje, que han sido muchos más… Gracias por hacer parte del camino juntos… Un abrazo de corazón.

Nota final:  Este trabajo está presentado tal como se desarrolló el viaje, abriendo con una imagen de la estación de tren de Córdoba, de un día lluvioso de abril, siguiéndole los campos de trigo que nos dieron la bienvenida llegando a Arcos de la Frontera, mostrando a continuación lo que vi en los días que estuvimos en Arcos y alrededores, y cierra la estación de tren de Sevilla, que muestra el final de este viaje tan especial”.
Gracias a ti, Raimon, por llevar ya un cachito de Arcos en el corazón.

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