La izquierda a la izquierda del PSOE es una jaula de grillos. Cumplido el plazo para formalizar las candidaturas para el 28 de mayo, solo se ha registrado el pacto amplio que defiende Yolanda Díaz para las elecciones generales en cuatro capitales de provincia. En Cádiz, Podemos se desmarcó a última hora enrareciendo el ambiente de la presentación de la lista única pese a que David de la Cruz y su número dos, Helena Fernández, en representación de Izquierda Gaditana se esforzaron en mostrar fortaleza e ilusión. El eterno debate sobre detalles ideológicos en el extremo del espectro político ha dado paso a una encarnizada lucha por la hegemonía de un frente popular que se antoja inalcanzable. Los partidos a la izquierda del PSOE siguen sin encontrar la salida a un laberinto con muros cimentados sobre el dogmatismo y un endiablado trazado cambiante con la irrupción, agotamiento y resistencia a desaparecer de hiperliderazgos.
Adelante parece haber dado con el camino de salida del dédalo. El cumplimiento del compromiso de ocupar ocho años un cargo público por parte de Kichi y Teresa Rodríguez es clave. La reivindicación de autonomía en la toma de decisiones ante cualquier pacto, también. Y, finalmente, comprender que solo yendo de la mano de otras formaciones pueden salvar el Gobierno local, ese posibilismo impropio de esos predios ideológicos, les aleja de la inmadurez política de Podemos.
Los de Ione Belarra no han echado raíces en Cádiz. El modo en que se ha descolgado del acuerdo les condena a la marginación política. ¿Pasará factura en las urnas el desencuentro? A priori, no. Pero si se produce una baja participación y si el voto se dispersa, el PP recuperará el Gobierno. Salvo que el PSOE crezca lo suficiente para sumar con la confluencia. Entonces, habrá que ver si De la Cruz vuelve a ser posibilista o mantiene el veto a cogobernar con los socialistas, como ha dicho, pareciendo, vaya por Dios, de Podemos en su inmovilismo. n
