Cuando el próximo 17 de marzo el ilustre pregonero suba al escenario del Falla, tendrá llevara a su espalda varios pregones, condición casi sine qua non en estos casos. Curtido en varias batallas, Juan Manzorro anunció en 1989 las fiestas patronales de Vejer; en 2005 ofreció el de la Patrona de Cádiz; en 2007 protagonizó el de la Virgen de la Oliva; y también ha dado los de las dolorosas de Descendimiento, Sanidad y, por último, en de su querida Virgen del Amparo.
—¿Le falta un mes escaso para entregar el pregón al Consejo Local de Hermandades y Cofradías para su impresión, por lo que a estas alturas lo tendrá ya estructurado?
—Últimamente le he comentado a mis amigos que poco a poco voy dejando atrás la enorme preocupación y el miedo que sentía durante los primeros días del nombramiento. Ahora todo está virando hacia una gran ilusión. El pregón está en construcción, va avanzando y eso significa que ya estamos en otra etapa, muy ilusionados y al mismo tiempo deseando que llegue ese momento del Domingo de Pasión con el que ya sueño.
—¿A tres meses de subirse a las tablas del Gran Teatro Falla para pregonar la Semana Santa de Cádiz, siente miedo, ganas de que pase ya, o al revés, quiere disfrutar de los previos al máximo?
—No sé de quien es la frase, pero se la leí en una ocasión al maestro Antonio Burgos. Decía que a veces el camino es mejor que la posada. Yo estoy en ese camino y lo estoy disfrutando y paladeando. Seguramente cuando llegue el momento, pasará de manera fugaz y me quedará un gusto de nostalgia por lo vivido. Estas semanas previas estoy gozando muchísimo, y esforzándome de una manera titánica porque la tarea lo requiere. Tengo un enorme sentido de la responsabilidad, no me gustaría defraudar las expectativas que muchos cofrades han depositado en mí, y en ello estamos.
—Independientemente de cómo salga el pregón, lo que no se puede decir de Juan Manzorro es que esté faltando a los actos cofrades, porque está asistiendo a todo. Esto es de agradecer, porque no todos lo han hecho.
—Y además lo hago con mucho gusto. He participado en muchos eventos cofrades y lo hago encantado. Todo lo que pueda aportar al mundo de las cofradías lo hago con gusto. Pero pienso que eso no tiene ningún mérito, porque el mérito está en aquellos cofrades que dedican todo el año a su hermandad. Ser cofrade en Cuaresma es fácil, lo duro es serlo todo el año y trabajar en beneficio de la cofradía. En Cádiz hay un ramillete de grandísimos cofrades que se entregan a su hermandad en cuerpo y alma. A ellos todo mi agradecimiento y cariño. Esa labor también estará reflejada en el pregón de la Semana Santa de Cádiz.
—¿La elaboración del pregón le está permitiendo redescubrir el mundo de las cofradías, tanto en el aspecto histórico como en lo que se refiere a las dificultades del día a día?
—Será un pregón sencillo y de vivencias. He tenido que cotejar datos y eso me ha permitido profundizar en la labor de los cofrades. Más que un pregón de historia, me gustaría que fuera un texto cercano y accesible para que cofrades y no cofrades descubran el mundo de las hermandades, que es muy interesante. Los cofrades merecemos un respeto que la calle a veces no nos concede. Para ello contamos con el apoyo de nuestro obispo diocesano, Rafael Zornoza, con el que tuve la oportunidad de conversar y me dio la impresión de que tenemos como pastor a una persona cálida, atenta, y cercana.
—¿Siente que este pregón marcará un antes y un después en su vida cofrade?
—Sin duda. Este pregón será para mí una experiencia absolutamente inolvidable. Me hice cofrade en 1975, cuando me sumé a la nómina de hermanos de la hermandad del Descendimiento, la cofradía de mi vida. Ese año, Manuel Luna y Jacinto Salas me dieron por primera vez la túnica de penitente. Ese momento permanecerá grabado eternamente en mi memoria y en el pregón se sumará a esa galería de recuerdos absolutamente entrañables.
—¿Es de suponer que ese día en el Falla habrá ausencias destacadas para usted?
—No podré contar con la presencia física de mi madre, pero la recordaré con alegría en el pregón. Ella estará muy presente, porque conservo grabado en el corazón su bondad infinita. Además de la vida, le debo gratitud y cariño eterno. Contaré con el respaldo físico de mi familia, de mis compañeros de profesión y de los amigos cofrades.
—¿Ha pensado en algún detalle que le gustaría tener en el escenario?
—Vejer es el pueblo donde vive el niño que fui y cuando voy a mi pueblo me encuentro con ese niño que hizo la comunión allí, y que acompañaba a la Patrona cada 15 de agosto. ¿Cómo no va a estar presente en este día tan especial la Virgen de la Oliva? Fue mi madre quien me acercó a ella. En este sentido, quiero dejar claro que no tengo ningún ánimo de hacer un pregón innovador, simplemente creo que por mis propias carencias saldrá algo que le dará al acto otro aire. Mi capacidad poética está bajo mínimos, por lo que poemas propios no habrá. Pero hay una poesía religiosa impresionante y haré uso de ella. He seleccionado ya textos de Pemán, al que quizás tenemos injustamente olvidado. Pemán estará en el pregón de la Semana Santa de Cádiz, como también lo estará Gitanilla del Carmelo.
—¿Ha pensado ya en las marchas que quiere que suenen?
—Alguna de las marchas tendrá relación con la Hermandad de la Paz, a la que también tengo el enorme orgullo de pertenecer.
—¿Quién presentará el acto?
—El encargado de conducirlo será mi compañero Jesús Devesa, que también será pregonero de la Semana Santa de Cádiz algún día. Estoy convencido de ello.
—¿El sábado antes del pregón estarás en San Lorenzo?
—El texto dormirá esa noche a los pies de mi Cristo del Descendimiento. Pienso en el niño que en la primavera de 1975 fue a recoger por primera vez su túnica. Si en ese momento alguien me dice que dentro de 38 años iba a ser pregonero, mi hubiese ido de la cola corriendo a llamar a mi madre. Jamás pensé que tendría el privilegio de cantar las glorias de la Semana Santa de Cádiz.
—¿A pesar de su trabajo, es una persona muy tímida, cómo se imagina esos minutos previos a empezar a recitar el texto?
—Si te soy sincero, ese momento lo he imaginado con preocupación. Aunque conozco la casa, y me sé de memoria el recorrido entre el palco municipal y el escenario, creo que se me va a hacer larguísimo, o quizás cortísimo. Es verdad que soy tímido, aunque no me creen. Alguna vez me han dicho que tengo un acentuado sentido de la modestia y siempre explico lo mismo: si me sintiera cómodo en la primera fila, lo haría; pero no es así, por tanto, más que una cuestión de modestia es una cuestión de egoísmo, como no me siento cómodo, no lo hago.
—¿Estará presente el Año de la Fe en el pregón?
—Estará presente. El pregón tendrá dos partes. Una primera dedicada a las cofradías, porque voy a mencionarlas a todas, aunque tengo que decir que no tengo posibilidad de dedicarle a cada una todo el tiempo que me gustaría, porque se haría eterno. En la segunda parte irá una mención especial al Año de la Fe.
—¿Qué le pide al nuevo año?
—La situación que viven muchas familias es dramática. Ojalá entre todos, con un compromiso global y decidido seamos capaces de superar nuestras enormes dificultades. Mientras llega la recuperación debemos seguir avanzando por el camino de la solidaridad, de la caridad y la justicia. En este sentido, las cofradías están dando un magnífico ejemplo con sus obras de caridad. Los cofrades no sólo se dedican a sacar los pasos a la calle, también realizan una labor social impresionante y esto quedará reflejado en mi pregón.
—Cuando le nombraron pregonero, confesó que se le vino a la cabeza la imagen de su madre planchándole la túnica. Es justo decirle que muchos hemos vivido esa misma estampa escuchando además sus retransmisiones por la radio...
—Esa imagen te acompañará siempre, estoy convencido de ello. Tengo esos momentos grabados en mi memoria desde que tenía 12 años y me acompañará hasta el final de mis días. Estoy convencido de que te pasará lo mismo. Recuerdo un artículo de José Joaquín León, que se titulada La tarde del primer capirote en el que habla de la mano que te lleva a la Iglesia para salir en procesión. En su artículo, el autor dice “agárrate bien a esa mano porque algún día el tiempo te la quitará”. No le falta razón. A mí esa imagen me acompaña y me reconforta. Aprovéchenla mientras tengan a sus padres con ustedes.
—¿Este año volverá a vestir la túnica después de 23 años?
—Ya le he comunicado a la junta de gobierno de mi Cofradía del Descendimiento que me gustaría acompañar a mis titulares en la Madrugada del Viernes Santo. Hace más de 20 años que no salgo por cuestiones de trabajo, pero ese día dejaré a un lado las retransmisiones y lo haré, pero quiero hacerlo igual que la primera vez, con un cirio. Mi hermano mayor, Antonio Macías, me ofreció una vara en la presidencia, algo que le agradezco, pero quiero salir como en esa primavera del 75, para recrearme en la experiencia.