El artista jerezano y afincado en Cádiz desde hace más de 40 años Luis Gonzalo ha patentado hace escasas fechas una técnica pictórica que venía desarrollando desde 2001 y consistente en la integración de los tejidos naturales pigmentados en una base cerámica, trabajo que se plasmará próximamente en un mural cerámico de 18 metros que el profesor instalará en la flamante Escuela Superior de Ingeniería del Campus de Puerto Real. La patente lleva por nombre Integración de Tejidos naturales con pigmentos en Cerámica y otros materiales de construcción.
Gonzalo, director de la Escuela de Arte de Cádiz durante 10 años y colaborador del departamento de ingeniería mecánica y diseño industrial de la UCA, señala que “serán un total de 18 metros lineales los que compondrán la obra a colocar en la fachada de la Escuela Superior de Ingeniería del Río San Pedro, en piezas de 80x80 centímetros cuya característica principal es el empleo del bizcocho cerámico, estuco florentino hecho a mano, sedas naturales y otros productos sintéticos elaborados en el laboratorio”, señala.
Una de las características de este trabajo es que sus componentes no amarillean con el paso del tiempo y la durabilidad en las formas y en el color, además, al estar compuesta por unidades de nueve losetas cada pieza a colocar, es mucho más sencillo reemplazar y rehabilitar en caso de deteriroro o rotura, y con el margen que da la masilla entre cada pieza, no habrá problemas con las dilataciones que puedan surgir con las oscilaciones térmicas o de humedad en los materiales.
Una obra similar que Luis Gonzalo creara para la Facultad de Ciencias de 15 metros lineales por dos de alto podria tomarse como un claro precedente de esta patente, aunque aquel lo hiciera sobre soporte de madera y ahora vaya directamente sobre la pared. “En 2001 comencé a experimentar dentro de la investigación sobre tejidos naturales y pigmentos sobre mi tratado Tapíz Expresión Gráfica en la Ingeniería, editado por la Facultad de Ciencias”, comenta el artista.
Esta patente que aúna el arte y su integración en un futuro industrial, “podría ser el germen de una industria para Cádiz y su Bahía y que podría llevar su nombre por todo el mundo como Cerámica de Cádiz, ya que la ingeniería de diseño industrial podría ser el futuro. Podemos resurgir gracias al diseño y dejar de basar la economía en el comercio y el turismo solamente, pues industrialmente la Bahía no tiene límites”, concluye.