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"Lo que el viento se llevó", 80 años del gran melodrama del cine

Para algunos supone la Capilla Sixtina del cine; para otros apenas un dramón quizá sobrevalorado y de cuyo estreno se cumplen 80 años este domingo

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  • Clásico. -

Es una película mastodóntica, pero ágil; larguísima, pero fluida; barroca, pero sencilla. "Lo que el viento se llevó", para algunos supone la Capilla Sixtina del cine; para otros apenas un dramón quizá sobrevalorado y de cuyo estreno en el Loews Grand Theatre de Atlanta se cumplen 80 años este domingo.

Y aunque han pasado ocho décadas y se han estrenado cintas tan taquilleras como "Avatar" (2009), "Titanic" (2009) o "Endgame" (2019), el clásico drama sureño sigue siendo la película con mayor recaudación con precios ajustados a la inflación (sus 402 millones de dólares de entonces serían 3.800 en la actualidad).

Basada en la voluminosa novela de Margaret Mitchell "Gone with the Wind", la historia narra no solo una peripecia de personajes, de seres humanos convertidos en arquetipos, sino también un periodo clave en la historia de los Estados Unidos, y en particular del Sur, el que abarca la Guerra Civil y la inmediata posguerra, conocida como el "Periodo de reconstrucción".

TRES DIRECTORES Y UNA SOLA FIRMA

La película, concebida desde el primer momento como una gran superproducción de la Metro Goldwyn Mayer, pasó por fases de notable complejidad, incluso en aspectos tan básicos como la elección del director y de los protagonistas.

En diciembre de 1938, cuando se da el primer golpe de claqueta, lo único que estaba claro es que el productor de la película era David O. Selznick, según recuerda la página especializada IMDB.

Las primeras secuencias comienzan a rodarse bajo la dirección del gran George Cukor, quien quería a Katherine Hepburn para el papel de Scarlett O’Hara, a lo que Selznick se opuso radicalmente, pues no la veía adecuada para el personaje y prefería llevar a cabo un "casting", como así se hizo y en el que salió elegida la británica Vivien Leigh, quien tuvo que hacer un gran esfuerzo para hablar en inglés con acento sureño.

Las desavenencias entre Cukor y Selznick eran cada vez más evidentes y finalmente el director abandonó la película a las tres semanas de rodaje.

Suya debe de ser, probablemente, la secuencia del incendio de los almacenes de Atlanta, para el que se aprovechó material de desecho como los decorados de películas como "El jardín de Alá" (Richard Boleslawski, 1936) o partes del que se utilizó en el rodaje de "King Kong" (Merian C. Cooper y Ernest B. Schoedsack, 1933).

Sin embargo, Cukor continuó trabajando en privado con Leigh y Olivia de Havilland (la única superviviente del reparto y magistral en su papel de Melania Hamilton), a las que consiguió sacar el tono adecuado y una vez más hizo gala de su bien ganada fama para saber sacar lo mejor de las actrices.

Cukor fue reemplazado por Victor Fleming, quien finalmente firmará la película, y que en ese momento estaba dando los últimos toques a "El mago de Oz". Durante un par de semanas de mayo de 1939, se hizo cargo de la dirección Sam Wood, dado que Fleming se tuvo que retirar por agotamiento.

LA ELECCIÓN DE LOS PROTAGONISTAS

Aunque hoy en día nadie se imagina "Lo que el viento se llevó" con otros protagonistas que no sean Vivien Leigh y Clark Gable, lo cierto es que la Metro barajó un buen número de actores para encarnar a Rett, entre ellos Gary Cooper o Errol Flynn, aunque, según parece, Selznick tenía clarísimo que el papel era para Gable.

No fue tan fácil la elección de la protagonista femenina. Descartada Katherine Hepburn, se hizo un exhaustivo casting en el que participaron actrices como Talulah Bankhead, Paulette Goddard, Lana Turner o Susan Hayward, entre otras.

Finalmente, la elección recayó en Leigh, una actriz británica, de exquisito acento inglés y unos maravillosos ojos verdes, que destacan sobremanera en el technicolor con el que se rodó la película.

EL ACTOR QUE FUE ESPÍA

El también británico Leslie Howard, que encarna al pusilánime Ashley Wilkes, quien durante toda la película se debate entre el amor de Scarlett y el de su esposa, Melania, fue en su corta vida (falleció a los 50 años de edad) un agente secreto al servicio de Su Majestad.

Howard, quien antes de trabajar en "Lo que el viento se llevó" ya había protagonizado dos grandes clásicos, uno del cine de aventuras, "La pimpinela escarlata" (Harold Young, 1934), y otro del cine negro, "El bosque petrificado" (Archie Mayo, 1936), se embarcó a fondo en la lucha contra la Alemania nazi y ofreció sus servicios al gobierno de Londres en tareas de espionaje y agitación y propaganda.

En 1943, el Gobierno británico ordenó a Howard que viajara a Madrid para que intentara entrevistarse con el general Francisco Franco al objeto de convencerle para que España abandonara su política de no beligerancia y la reemplazara por la de neutralidad.

Para acceder a Franco, Howard se valió de una actriz española, Conchita Montenegro, con la que había mantenido un romance y que tenía un cierto nombre en Hollywood.

En 1943, Montenegro era la novia de un destacado dirigente falangista, Ricardo Giménez-Arnau, quien finalmente propició la entrevista entre Howard y Franco, cuyo resultado concreto se desconoce, pues el 1 de junio de ese año el avión DC3 de la BOAC británica que lo trasladaba a Londres vía Lisboa cayó al mar frente a las costas de la localidad gallega de Cedeira, al parecer tras ser abatido por cazas alemanes. No sobrevivió ninguno de los ocupantes del aparato y sus cuerpos jamás fueron recuperados.

Por cierto, Franco vio "Lo que el viento se llevó" en un pase privado en 1943, acompañado de algunas personalidades de su régimen, pero el estreno en España no tuvo lugar hasta 1950, debido a las presiones de la Iglesia, que la consideraba inmoral y gravemente peligrosa, lo que implicaba el riesgo de excomunión para quienes acudieran a verla.

HATTIE MCDANIEL NO PUDO ASISTIR AL ESTRENO POR SER NEGRA.

Hattie McDaniel, la primera persona de raza negra en recibir un Óscar (en este caso a la mejor actriz de reparto) por su memorable papel de "Mammie", no pudo asistir al estreno en Atlanta porque Georgia era un estado segregacionista cuyas leyes impedían que los negros pudieran ocupar el mismo espacio que los blancos en los lugares públicos.

El estreno fue una apoteosis. El gobernador de Georgia, Eurith D. Rivers, declaró festiva la jornada y miles de personas flameando banderas confederadas se congregaron a la puerta y en las proximidades del cine para aclamar a sus ídolos y para revindicar la identidad del Sur.

Quizá la definición más certera de lo que significa "Lo que el viento se llevó" la dio el propio Selznick, quien dijo: "Al mediodía pienso que es divina, a medianoche pienso que es pésima. A veces creo que es la mejor película jamás rodada. Pero si es solo una gran película, todavía estaré satisfecho".

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