El director de cine David Trueba considera que su película "A este lado del mundo", ambientada en Melilla, muestra la inmigración irregular como "uno de esos problemas que están escondidos debajo de las alfombras".
El film ahonda en "la estrategia social de crear muros para protegerse, normalmente de los pobres", ha comentado Trueba en una rueda de prensa en el Festival de Cine de Las Palmas de Gran Canaria.
Se trata de un problema de actualidad en Canarias y los inmigrantes protagonistas tienen la "misma sensación de sentirse abandonados por ser primera línea de frontera", en el que los responsables "se lavan las manos", ha dicho el director.
La película habla sobre "los muros que se levantan para parar lo imparable, como la inmigración", algo que es "un continuo en la historia y relativamente reciente en Melilla", ya que la valla fue construida en 1998.
Estas estrategias, ha dicho, "son siempre un fracaso", y a pesar de ello, "parece que es el único sistema que hay, aunque avance el mundo en lo tecnológico, científico e intelectual".
"Quería crear una película que no siguiese el formato habitual de épica de viaje que termina bien" y que sirve "para calmar las conciencias de los europeos", sino que "fuese incómoda para el espectador" y que pone en el centro al español "indiferente ante el asunto que no está muy implicado socialmente, que se mueve según su último impulso".
El personaje principal que encarna Vito Sanz es el que representa esta idea, un español que sin ser "ni racista ni violento" es utilizado en "la estrategia del daño, de la confusión política, porque cuando hay confrontación se evita el pensar libremente", ya que "lo que no está de un lado o de otro es sospechoso por servirle al enemigo".
El actor Vito Sanz representa al "señor no sé", ese que refleja a buena parte de la población que entiende que los problemas "no son suyos, sino de los políticos o de las fronteras" y desde la idea de la neutralidad son utilizados como un "parche".
De esta manera, Trueba retrata personajes habituales que tienen "ese elemento entrañable" pero también algo "de ridículo y de patético" y de esta forma no imponen un discurso sino que reflejan una realidad "más compleja de lo que parece".
El protagonista salta como un muelle de un impulso a otro, "desde la sensibilización y la empatía por ver a una niña ser reanimada en el mismo muelle a un problema de seguridad nacional que requiere su expulsión" cambiando de un extremo al contrario, en una personalidad "pasiva, mustia y que debe enfrentarse a un conflicto porque le estalla en la cara".
La película, según Trueba, busca "mostrar las fisuras del discurso, la mentira de quien dice tener la receta para resolver problemas muy complejos que no se resuelven desde hace siglos", y mostrar ese "lugar medio donde se escuchan voces sin confrontarlas y que genera diferentes visiones".
De esta forma, la gente "estará más preparada para no seducirse por los discursos de quienes dicen tener una solución".
La película quería reflejar "lo impresionante del sitio" por lo que se grabó en la misma valla que renunció a recrear en Madrid para el film.
La relación entre "el porteador y la industria es un espectáculo humano de personas esclavas de un poder invisible", y que tiene un "tono documental en algunas cosas" como esa "sensación carcelaria que también comparte Canarias" y esa "mirada desde la distancia de quien llega del continente".
La distancia con la que se mira un problema es "clave", ha señalado Trueba, porque genera el "ahí os quedáis y ya os apañáis" en vez de "dar una solución desde la implicación colectiva".
"La idea de invasión y llegada masiva se usa como trampa mental, para generar un miedo superior al miedo real", según el director, quien considera que culpar al migrante es "un truco viejo y en el que se sigue cayendo desde hace 4.000 años".
Es "sorprendente" que España, ha reflexionado el director, siendo país de origen y destino de emigración según la época histórica "siga sin saber cómo reaccionar a esto", al igual que le pasa a Estados Unidos, por ejemplo
CinemaScope
David Trueba muestra la inmigración como "un problema histórico bajo la alfombra"
Su película "A este lado del mundo", ambientada en Melilla, presentada en el Festival de Cine de Las Palmas
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