La cordobesa Mariló Torres lleva toda su vida mirando al cielo. Soñaba con ser astronauta, viajar a la luna o recorrer Marte dentro de un traje especial. Lo que no sabía es que con más de 50 años y sin salir de la Tierra iba a vivir todas esas experiencias como astronauta análoga.
Las misiones análogas nacieron el siglo pasado con el programa Apolo, en Estados Unidos, para estandarizar el entrenamiento de los astronautas en tierra antes de las misiones espaciales, llevar a cabo pruebas y sobre todo, según explica Torres en una entrevista a EFE, "equivocarse aquí, para evitar hacerlo luego en la hostilidad del espacio".
El trabajo de la comunidad internacional de astronautas análogos es fundamental para investigar aspectos humanos a nivel físico y mental pero también para probar tecnología, materiales o simular emergencias, para así poder implementar los procedimientos y protocolos operacionales necesarios de cara a una futura exploración espacial.
"Lo hacemos aquí desde la relativa seguridad que nos ofrece el planeta para que los astronautas se valgan de nuestra experiencia y de los resultados de nuestras investigaciones", comenta la astronauta análoga.
Estas investigaciones se llevan a cabo mediante la reproducción de las condiciones de la luna, Marte o una nave espacial, es escenarios tan variopintos como cuevas, volcanes, glaciares, un bunkér bajo tierra o el fondo del mar.
Su última misión
Hace menos de un mes Mariló Torres ha vuelto de Pila (Polonia) tras ser la primera mujer española en formar parte de una misión espacial simulada en las instalaciones de la Estación de Investigación LunAres, ubicadas en un búnker nuclear bajo el aeropuerto postmilitar ex soviético.
La misión M6 Zulawski, en honor al escritor de ciencia ficción polaco, trataba de simular la estadía de una tripulación de 5 miembros, en un viaje de ida y vuelta a la Luna con el objetivo de analizar las múltiples facetas de la salud mental y conductual y así proponer programas de seguimiento e intervención psicológica en futuros exploradores espaciales.
"Bajo mi punto de vista fue un éxito" detalla Torres, "nuestros experimentos se llevaron a cabo con absoluto rigor y disciplina, con fidelidad respecto al entorno simulado".
Especialmente el que ha desarrollado la cordobesa, Experimento Sacas (Study of Acoustic Comfort in Astronaut living Spaces) sobre el análisis del ruido y la acústica de los habitáculos espaciales y su impacto en el rendimiento, la concentración y la productividad del personal en vuelo.
Esta misión es la primera fase de un estudio que concluirá el próximo año 2025, en la misión espacial comercial Axiom 4 -operada por Axiom Space con un cohete de SpaceX- en el espacio y que llegará hasta la Estación Espacial Internacional
"Nuestros datos serán comparados con los que se extraigan de este mismo estudio en los 4 miembros de esa misión", comenta la astronauta análoga que reconoce que "es un honor grandísimo y una satisfacción enorme ver nuestros nombre unidos al de los astronautas que participarán en esta misión".
Una "rara avis"
Torres se define así misma como una "rara avis", una "mujer atípica" con un currículum que sorprende. Periodista por la vocación de contar historias, piloto por la vocación de volar y realizar acrobacia a vario cientos de metros del suelo, y astronauta análoga por la suma de las variables y su preparación autodidacta en áreas como la astrobiología y la astrofísica.
"Todo nace de nuestras pasiones, de los amores de nuestra vida que son las cosas que queremos llevar a cabo, de nuestros sueños realizados o no", desgrana, "al final todas estas cosas nos convierten en la persona que somos, mi amor por la aviación me mantuvo en ese mundo, pero le pides más a la vida y te terminas preguntando cual es el siguiente paso" ,
A 52 años Torres ya no puede ser candidata a astronauta por la Agencia Espacial Europea, pero se conforma con su aportación científica y su labor como divulgadora.
"A mi personalmente me incentivan dos cosas, concienciar a la sociedad del interés de destinar presupuesto a la carrera espacial, y por otro lado también me motiva el fomentar vocaciones científicas y de vuelo entre las niñas", confiesa.
"Tareas pendientes", ya que para la piloto y astronauta análoga "la brecha de género sigue patente en el ámbito científico".
La mujer y el espacio
El prototipo estándar de astronauta que ha imperado durante buena parte de la carrera espacial, hombres blancos, ha dejado sin referentes ha muchas niñas que miraban el cielo con el de deseo de alguna vez superarlo.
Pero las cosas están cambiando, y "ahora si existen" esos referentes, esas "mujeres astronautas que han hecho historia", y que cada vez más invitan a las nuevas generaciones a intentarlo, "no se puede limitar el espacio a un solo género" según Torres.
"En las últimas convocatorias de astronautas aunque solo la cuarta parte de los inscritos fueron mujeres, lo cierto es que las mujeres coparon casi la mitad de las candidaturas" explica la cordobesa, "estamos hablando de menos solicitantes pero mejores resultados, tenemos que seguir avanzando en esta línea".
Una línea en la que la mujer fisiológicamente "tiene ciertas ventas respecto al hombre", ya que, en el sentido estándar una mujer pesa menos que un hombre por lo que "es más fácil lanzarla" al espacio, ocupa menos espacio y su soporte vital es inferior, por lo que saldría más "rentable".
Además, según Torres, quien participó como comandante en la misión Venus de Biogénero (2022), habla de la importancia de las mujeres en las futuras colonias en el espacio.
"Traer vida a ese nuevo mundo, sería patrimonio de la mujer", dice ya que "si mandamos una nave cargada de hombre no hay un futuro para esa comunidad, pero nave, por ejemplo, carga de mujeres con un sistema de fecundación in vitro tendrían posibilidades de crear una comunidad".