En nuestra sociedad no se valora lo suficiente el talento natural de las personas que hacen que las cosas funcionen mejor. Me parece que queremos superar nuestras dudas creyéndonos dueños de todo cuanto no sabemos y quienes realmente somos. Hay cosas que pasan permanentemente delante de nuestros ojos pero no las vemos, que siempre estamos en una carrera desenfrenada por hacer algo y no nos tomamos un tiempo para descansar y reflexionar.

Si queremos que lo conocemos continúe siendo secreto, no caigamos en la tentación de contarlo., porque dejara de serlo, y no podremos quejarnos después que sea del dominio público. Me parece que en demasiadas ocasiones, lejos de dedicarnos a encontrar lo auténtico de la verdad, sembramos la vida de sospechas y exigimos privilegios que no merecemos.

Ganamos el tiempo cuando hemos vivido el pasado con mucho futuro, en lugar de estar en el presente sin ninguna perspectiva, y encontramos sinergias sorprendentes entre las cosas más distantes y diferentes, y vamos construyendo nuestro camino con nuestras propias palabras y vivencias.

Me parece que si no nos involucramos en una causa no podemos estar permanentemente saliendo y entrando de nuestra historia, porque nos perderemos y dinamitaremos aquello que intentamos construir. Y vamos siendo aquello que somos capaces de recordar., hasta que nos damos cuenta un día, que al final hemos perdido el deseo de pertenecer, incluso de ser, y nuestra capacidad de jugar y reescribir una nueva historia.

Es bueno y necesario no perder la curiosidad por lo qué y quienes nos rodean, por fotografiarlo todo con nuestros ojos, grabarlo todo con nuestros oídos, tener el olfato penetrante de poder oler todo lo que nos rodea y encontrar su sabor nuevo y extraño y poder tocar aquello que nos envuelve, sintiendo texturas que nos ofrecen detalles inesperados.

Es una buena experiencia combinar contrastes, romper las armonías, encontrar puntos de encuentro y espacios de contrastes que nos sorprendan e impacten, que cualquier tipo de desigualdad nos genere un enorme desequilibrio, y sintamos una inseguridad constante que nos proyecte en un horizonte ensombrecido.

Las situaciones más complicadas tienen un principio y un final, y a veces nos faltan datos y hemos de escapar de nosotros mismos para encontrarnos con una historia distinta a la que habíamos imaginado, y que ni a soñar que nos hubiéramos echado, nos hubiera salido algo con tanto brillo y hondura.

Nuestras vidas son música, matemáticas y geometría,, secretos guardados y voces desveladas., andar y volar, descubrir las claves que encierran las personas y las cosas. Mostrarnos optimistas frente a quienes nos quieren presentar la vida en negativo y entre confesiones e invenciones, ignoramos los misterios que creemos conocer.

Siempre tendremos tiempo para movernos o quedarnos quietos, para normalizar las pequeñas incomodidades o los desórdenes que hacen que uno se sienta extraño, donde es el más familiar de los habitantes de aquel espacio.

Me parece que entre tanto desatino, hay siempre una fuerza un tanto desconocida que nos empuja a cometer los mismos errores, y en este laberinto de preguntas sin respuestas, lo único que nos puede salvar es la cultura, desde el respeto al otro y a nosotros mismos.