Sevilla volvió a convertirse por un día en la capital mundial del atletismo tras celebrarse la XXXI edición de la Maratón de la capital andaluza, donde más de 11.000 corredores se dieron cita en las calles hispalenses para rendir homenaje al deporte.
Bajo condiciones fuertes de humedad pero climatológicamente ideales, Lawrence Cherono y Filomena Costa se coronaron en la carrera sevillana; ambos con un tiempo récord, colándose en la historia como las segundas marcas registradas en los anales de la Maratón Ciudad de Sevilla.
El keniata, muy entonado a lo largo de la mañana y liberado de muchos de sus contrincantes progresivamente a medida que se iban produciendo ‘pinchazos’ como consecuencia del alto ritmo inicial; aprovechó el trabajo de las liebres hasta el medio maratón e imprimió una fuerte aceleración alrededor del kilómetro 25, cuando sus principales adversarios ya no estaban en condiciones de subir el compás.
Únicamente el favorito, el también keniano Jafred Kipchumba, viajaba en los parciales del vencedor, si bien la persecución se tornó en una acción de uno contra uno que Cherono dio la impresión de controlar en todo momento e incluso, durante varias fases del duelo, se permitió el lujo de poder acelerar hasta rozar los tres minutos por kilómetros en el tramo final.
Finalmente Cherono subiría al podio con un tiempo brillante de 2 horas, 9 minutos y 40 segundos. El primer europeo fue el español José Carlos Hernández, que acabó sexto, aunque con un tiempo de 2.16:52, muy lejos del objetivo que se había propuesto: bajar de 2.13 y obtener la mínima para el Mundial de Pekín.
Por otro lado, en categoría femenina, las africanas fueron sorprendidas por la portuguesa Filomena Costa, que se filtró sobre el kilómetro 30 en un grupo de hombres de buen nivel y resistió sin problemas el intento constante de remontada de sus rivales.
Un crono, el de la fondista lusa (2.28:00), que termina muy lejos de los tiempos acreditados por otras muchas participantes, lo que demuestra que también la carrera de las mujeres discurrió a un menor ritmo del esperado. Eso sí, Sevilla se vistió otra vez de gala.
