Pobre Mariano

Pobre Mariano. Le entiendo perfectamente, sólo, arrinconado por una oposición que se ha instalado en el no, como si él tuviera culpa de algo, como si él no fuera el responsable de la felicidad de ver todos los meses en como te ingresan en tu cuenta tu nómina de 400 euros. Aguantando improperios de melenudos con camisas a cuadros y rechazos de parlamentarios guapetones.
¿No os dais cuenta de que sin él, llegará el caos? No habrá pensiones, ni pagas para los funcionarios, los ríos se llenarán de sangre, nos asolarán plagas de langostas y el cielo se oscurecerá. No podremos disfrutar de la prosa elegante y dulce de Herrando, y otro presidente pasará fatiguitas en Bruselas sin poder hablar con nadie en inglés. Se me pone la carne de pollo.
¿No veis que la ausencia de gobierno nos va a salir por una pasta a cada ciudadano de a pie, no como la fruslería esa del rescate de los bancos? Pensad en esos pobres periodistas, que se verán obligados a hacer cursos acelerados de Photoshop, en esos redactores de telediarios, buscando como locos colas en supermercados venezolanos. ¿No os da nada por el cuerpo?
Por lo menos, el bueno de Albert lo ha intentado. Ahora convalece en casa, mareado de tanto girar, ora a la izquierda, ora a la derecha, el hombre peonza de la política patria.Un par de vueltas más y se cepilla el anticiclón de las Azores.
Ahora le echarán en cara a Mariano lo de mandar a Soria al Banco Mundial. Que si vaya premio, que si vaya sueldazo libre de impuestos. Pero, ¿qué queréis? Si es que le ha tocado: sacó un DNI al azar y…
Yo sé lo que te ha pasado, Mariano, sé cual es el error que has cometido. En lugar de usar la es-trategia de la madre del anuncio del fuet, estirando un salchichón con raquitismo, tendrías que haber usado la táctica del spot del jamón serrano; ya habrías visto qué cambiazo.
¿Y la democracia? ¿Y el poder del pueblo soberano? Cualquier madre sabe la respuesta: en su sitio.