Ya lo hemos visto en algunas ocasiones; dos equipos de fútbol que, sin llegar a hablarse entre sí, llegan al acuerdo tácito de empatar un partido para poder clasificarse los dos y pasar a la siguiente ronda. Dos boxeadores que deambulan por el cuadrilátero como bailarinas, golpeando el aire sin llegar a tocar carne.
Así están las cosas en el ring patrio: dos partidos, aparentemente excluyentes, pero que se necesitan el uno al otro. Uno, para gobernar, el otro, para no desaparecer por el desagüe de las urnas. Uno, sentado tranquilamente, esperando pacientemente su oportunidad, a sabiendas de que el tiempo corre a su favor. El otro, sumido en la marejada de sus propias miserias, destrozado desde dentro, auto devorándose como una piraña que se muerde la cola.
Para su supervivencia, los socialistas están dispuestos a renunciar a sus principios, aunque a estas alturas de la película empiezo a pensar de que no será así, pues no se puede renunciar a lo que no se tuvo. Van a ser participes de un pasteleo sin precedentes, vendiendo todos y cada uno de los votos que socialistas de verdad depositaron en las urnas como un cheque en blanco, pero confiados en que se usarían para cualquier cosa menos para darle el gobierno a la derecha.
Ahora siembran la falacia de que, desde la oposición, serán capaces de controlar al gobierno del PP, que podrán crear comisiones de investigación, forzar unos presupuestos mas sociales. Me gustaría saber cómo es posible que hablen de hacerlo conjuntamente con podemitas, nacionalistas e independentistas, los mismos a los que no se quieren ni tocar con un palo de selfie para formar un gobierno alternativo.
Me gustaría saber qué pueden hacer para impedir a Rajoy adelantar elecciones dentro de ocho meses, si el presidente ve que desde el Parlamento se le intenta forzar a tomar medidas con las que nunca ha estado de acuerdo, algo que ya han dejado caer. Qué van a decir cuando el año que viene no queden más que telarañas en el cerdito de las pensiones. Cuando se conviertan en la correa de transmisión de los recortes que llegarán de Bruselas.
Y sobre todo, me gustaría saber dónde puedo afiliarme al PSOE, por el simple placer de luego romper el carnet.