Ya están aquí; no, no estoy anunciando la llegada de la primavera, que ya para eso está el Corte Inglés, ni hago un homenaje a la niña rubia de Poltergeist; me refiero a las primarias socialistas.
Nuestra, hasta el momento, Presidenta de la Junta se dio un baño de multitudes y de dinosaurios, repartiendo abrazos por igual a jóvenes socialistas, ancianos militantes y aún más ancianos ex-presidentes de gobierno y antiguas glorias. Viéndolo en la tele, eché de menos la musiquita del NODO y al Caudillo inaugurando un pantano. Pero todo se andará.
Susana Diaz hizo una exhibición de fuerza y músculo, tan mayestática y espectacular, tan maquinada e innecesaria que me da que pensar que todo esto no son más que fuegos de artificio, un enorme merengue hueco, insípido y con pinta de desinflarse con facilidad.
En tan magno evento se pudo asistir a la puesta de largo del veletismo, doctrina política que ha abrazado el PSOE como brújula, y los que antes le disputaron el puesto, ahora alababan a la candidata, aplicándole amplias y gruesas capas de vaselina. La propia Susana, en su discurso, tiró de un repertorio de frases tan manidas y vacías de contenido que dejaba al propio Perogrullo a la altura de Churchill: que si vamos a llegar a la Moncloa desde la victoria (normal), que si este país necesita al PSOE (yo creo que lo necesita más el PP), y que desean al PSOE de siempre (avisados quedáis).
Si yo fuera militante socialista, estaría preocupado por varios motivos. Para empezar, tendría el corazón en un puño, viendo a la presidenta andaluza tan relajada, sentada en medio de tal parque jurásico, con tanta puerta giratoria que sólo ver la foto da mareos. Por otro lado, si mi candidata, supuestamente de izquierdas, recibe loas y alabanzas de determinados periódicos y periodistas, me haría pensar que algo huele a podrido en Dinamarca. Y en Ferraz.
Pero, egoistamente, me gustaría que Susana Díaz fuera Presidenta del Gobierno. Así, Andalucía podría dejar de estar a la cola de España en materia de sanidad, educación y empleo. Lo más probable es que otros nos adelantarán.