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El pobrecito hablador

Empatizar

Todos deberíamos ser capaces de hacerlo, y si no, un poco de entrenamiento

Una de las cualidades que más admiro en el ser humano es la de empatizar, meterse en los zapatos del otro, ser capaz de andar sus pasos y sufrir sus juanetes como propios. Todos deberíamos ser capaces de hacerlo, y si no, con un poco de entrenamiento, se lograrían grandes resultados. 
¿Eres homófobo? Pues nada, se te ponen unos tacones, una boa de pelo rosa y se te deja suelto y a tu aire en una plaza pública de Arabia Saudí. Si te va ese rollo de apalear a todo el que tiene la piel de un tono distinto al tuyo, se te dan un par de manos de Kanfor y te presentamos como número especial en la próxima convención del Ku Kux Klan. Mano de santo.

En el caso de que seas de esos que tienen la mano ligera, que vas de machito por la vida y marcas tu ley en la piel de tu pobre mujer, habría que invitarte a pasar un par de meses en una de esas paradisiacas celdas de una cárcel tailandesa, con todos los gastos pagados.

A ti, banquero, dueño de fondo buitre, especulador o mangante de cuello blanco, con que te echaran de tu casa a empujones a vivir en una apacible mansión de cartón con vistas al cajero más cercano, tendrías una visión más completa de las cosas. Y para los desalmados pedófilos que se esconde tras un alzacuellos o el anonimato de Internet, solo se me ocurren fantasías en las que se ven involucradas bates de beisbol y alambres de espino.

Para los amigos de las cerillas y las fogatas campestres, no hay nada como una tarde de baños en gasolina con tres monos y un mechero; para esos conductores que no saben ponerse el volante si no van puestos de whisky y coca y arrollan a todo lo que se les ponga por delante, les ofrecería un paseo en triciclo en las 500 millas de Indianápolis.

Y si te llamas Susana, eres presidenta de la Junta y un día te da un ataque de gases, una jaqueca de las gordas o tu hijo se traga un soldadito de plástico… Tendrás suerte, porque a pesar hacer lo que haces y de no hacer todo lo que no haces, tendrás a tu servicio, como ciudadana, a los mejores profesionales. Aunque no empatices.

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