Pilar Lamadrid hace autocrítica de lo sucedido este mes de agosto en el Campeonato del Mundo de clases olímpicas. La competición disputada en La Haya (Países Bajos) concluía con la duodécima posición en la clase iQFoil y novena por países de la regatista del Club Náutico Puerto Sherry, que de esta forma lograba la clasificación de España en su clase para los Juegos Olímpicos de París.
A pesar de la certificación del pasaporte para la cita olímpica, que en unos meses deberá personalizar para defender el pabellón español el próximo verano en los Juegos, la vigente número 2 del ránking internacional de la modalidad, que se quedaba a sólo dos puntos de luchar por las medallas en el Mundial, reconoce que el resultado global no ha sido el esperado. Y más después de ocupar el quinto puesto en 2022 y el cuarto en 2021.
“Claramente no ha sido el Campeonato del Mundo que esperaba ni que me hubiese gustado desde un principio. Pero realmente no hay excusas, ya que las condiciones eran difíciles para todas y además han sido pocos días realmente los que hemos navegado: de cinco que había planeado, sólo pudimos navegar tres por falta de viento en los otros dos. Pero quitando todas estas cosas, que al final son con las que jugamos, no he estado en mi mejor versión. Tenía el físico, la velocidad, las maniobras estaban, pero psicológicamente la mente no estaba al 100%”, apunta Lamadrid antes de realizar la lectura positiva de la competición.
“Ahora tenemos tiempo de analizar y aprender de todo esto. Pero bueno, al final de todo me he quedado a tan sólo dos puntos de la Medal. Esto da a entender, sobre todo, que los errores se pagan muy caros, aunque me quedo con el principal objetivo de este campeonato, que era conseguir la plaza de España para los Juegos Olímpicos. Y esto no me deja otra cosa más que fuego interno para la temporada que viene, que será más que decisiva”.
La campeona de España de la nueva modalidad olímpica del windsurf no oculta las causas de lo sucedido en las aguas del Mar del Norte, donde ha terminado de pagar el cansancio acumulado tras un espectacular inicio de temporada, con tres triunfos internacionales, que al final acabó por pasarle factura debido a unos problemas lumbares.
“Básicamente ha sido un Mundial diferente. Mi sensación es de no haber terminado la temporada, como si esta regata hubiese sido un mero trámite o una prueba de entrenamiento. Porque se me ha quedado la sensación de que cuando iba navegando me dejé llevar demasiado y no estaba al 100% e intentando rendir al 200%"
Me encontraba bien físicamente -prosigue Lamadrid-, pero había algo ahí arrastrando y cuando nos dimos cuenta el último día ya era tarde, porque tuvimos la mala suerte de que no se navegara y me quedara a dos puntos de disputar las finales. Así que al final me dejó una sensación rara, porque sé que mi sitio en la flota no es ni mucho menos ése y el nivel que tengo y todo lo que hemos trabajado no es eso”, se sincera.
La sevillana afincada en El Puerto de Santa María lamenta no haber podido luchar por un nuevo podio internacional. Eso sí, tiene claro que este resultado la motiva aún más con vistas a certificar lo antes posible el billete para los Juegos Olímpicos a título personal y seguir acumulando éxitos en la clase iQFoil, con París como gran meta.
“Es como si mi mente en el Mundial se hubiese puesto un poco a la defensiva, para no querer como sufrir más, de alguna forma, y al final me ha hecho dejar pasar una regata en la que tenía bastantes opciones de estar de nuevo ahí, peleando por todo"
"Ahora tenemos un par de semanas de vacaciones antes de retomar los entrenamientos a mediados de septiembre, poco a poco. Sobre el 20 iremos a una concentración a Santander y luego disputaremos una Copa de España en Vigo. Y en cinco meses tenemos otro Mundial, en Lanzarote, donde los últimos años he conseguido varios triunfos”, concluye Pilar Lamadrid.