La plantilla de la concesionaria del servicio de ayuda a domicilio, Claros, se reunió esta mañana en la plaza del Polvorista con carteles para denunciar que la empresa “nos ha hecho la propuesta de reducción de contratos, en principio a 28 horas, pero mañana o dentro de una semana pueden ser más horas, siempre basándose en el número de residentes”, explican las representantes sindicales. Conforme vayan falleciendo o ingresando en una residencia “nos pueden ir dejando sin horas”.
Para las trabajadoras “esto es un despido encubierto” que van a ir haciendo poco a poco, rebajándoles horas constantemente, y todo gracias, indican, a la reforma laboral aprobada por el Gobierno central. “En tres o cuatro meses la plantilla puede estar en la calle, y puede contratar a gente que le salga mucho más barata”, explican, porque “las reducciones, gracias a la ley, las puede hacer de manera progresiva”.
La situación es complicada no sólo porque en muchos casos el salario de estas trabajadoras es el único sustento de sus familias sino porque “si siguen haciendo reducciones, nos pertenecerá desempleo por lo que nos quede entonces, por unas cuantas horas, que será lo último”, por eso “nos será imposible coger el paro por lo que llevamos trabajado”, destacan.
Este asunto está puesto en conocimiento de la edil de Bienestar Social, Mariola Tocino, y el jefe de servicio, José Antonio de Castro, y además han realizado una propuesta a la empresa que no quieren ni siquiera escuchar y menos aceptar. Además, destacan que ayer estuvieron en el Ayuntamiento informando a los grupos políticos de esta decisión de Claros, para “ver quién nos hace caso”, porque tienen claro que elevarán una propuesta al Pleno.
Además, indican que la edil popular “está de acuerdo con lo que quiere hacer la empresa. Además, quiere culpar a la plantilla de no dar opciones, cuando si las hemos dado, pero no se nos aceptan”. Continúan destacando que “Mariola Tocino dice que lo primero son los usuarios, y nosotras le respondemos que más importante que para nosotros, que somos las que estamos con ellos todos los días, no es para nadie, pero entendemos que hay que buscar una fórmula para conciliar el derecho de los usuarios con el de las trabajadoras”.
Resumen la situación en que “esto es una esclavitud”. Además, recuerdan que algunas de ellas llevan más de 20 años trabajando y se ven en la tesitura de “vernos sin nada después de tantos años”. Y es que, como bien aseguran, “tampoco quieren mover los horarios de los usuarios”, de modo que así las trabajadores podrían ir equiparando sus horarios, “a pesar de que la Ley de Dependencia no es tan dura”.
