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El Puerto

Dolor y Sacrificio

Por diversos motivos es una de las dolorosas que más admiro de todas las que procesionan por las calles de nuestra ciudad.

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  • DOLOR Y SACRIFICIO -

La semana pasada comenzamos esta serie dedicada a las imágenes que procesionan en nuestra ciudad hablando de Nuestro Padre Jesús Cautivo y hoy corresponde a la titular mariana de esta Corporación del Martes Santo portuense (que no porteño).

Por diversos motivos es una de las dolorosas que más admiro de todas las que procesionan por las calles de nuestra ciudad.

Está muy unida a mis primeras semanas santas de joven y ese ruido de las horquillas sobre el mal asfalto de la parte alta de la ciudad (que no barrio) me retraen ineludiblemente a aquellos años 70 del pasado siglo.
Siempre me atrajo ese carácter tan sobrio que en aquellos años imponía la hermandad en la calle y la soledad con la que procesionaba por calles como Yerba, Arena, Zarza en aquellos años.

Pero lo que más me cautivaba era la serenidad de la Virgen así como su belleza inigualable toda rodeado de un mínimo lujo y siempre con el sonido de las horquillas como fondo. No puedo olvidar la imagen del recordado Alfredo Bootello rezando el rosario por nuestras calles. Mas díficil es catalogarla por una sencilla razón, falta de documentos sobre su compra o su talla.

Lo que si sabemos es que siempre estaba en su capilla, incluso antes de que se fundase la Hermandad de la que es titular.

Según el historiador D. Hipólito Sancho esta talla fue un regalo que hizo una familia sevillana a la Prioral allá por los años 40 del pasado siglo. No hay más datos.

En cuanto al imaginero que la talló más de lo mismo, nada de nada; lo que si podemos casi afirmar que es una talla que bien puede pertenecer a la segunda mitad del siglo XVIII y desechar por completo que pertenezca, como se dijo en tiempo, a la escuela de Martínez Montañés.

Mide 163 cm y su cabeza está inclinada hacia adelante y a la derecha con una mirada baja, por sus mejillas resbalan cinco lágrimas, sus manos entrelazadas son grandes.

En tres ocasiones se ha restaurado esta imagen que tanta devoción despierta en El Puerto. En 1930 lo hizo Juan J. Bottaro, en 1958 la restauró Ruiz Golluri y finalmente Buiza en 1978 como ya indiqué la pasada semana.

Me encantaría poder hablar más de esta bellísima talla del Dolor y Sacrificio, pero tristemente no existen más datos de Ella.

Una verdadera pena para una de las tallas marianas más admirada y que cuenta con una verdadera legión de devotos en nuestra ciudad y que cada Martes Santo en su admirable paso es paseada con cariño por sus hermanos por las calles de nuestra ciudad.

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