Hace ya unas semanas iniciamos nuestro paseo por la localidad jandeña de Medina Sidonia. Después de una breve parada en el camino, lo reanudaremos con más fuerza… ¿Qué opinas?
-Queda mucho por ver, por descubrir, por caminar… sus calles, sus plazas, su gente… Medina Sidonia invita al caminante a seguir descubriéndola poco a poco… Noble por excelencia, el de Medina-Sidonia es uno de los ducados hereditarios de mayor antigüedad del Reino de España. Ilustres personajes dotaron a la ciudad de la magnificencia que todavía hoy domina en cada uno de sus rincones…
-¿Estás cansado? Desde la Ermita de los Mártires, hasta el Monasterio de Jesús, María y José, pasando por Santa María La Coronada, no hemos dejado de caminar…
-No, quiero seguir caminando hasta que oscurezca…
-¿Qué es lo que más te ha gustado hasta ahora?
-Dominar Medina con mi vista desde el campanario de La Coronada.
-¿En serio?
-¡Sí!
-¿Continuamos entonces?
-¡Sí!
-Pues, ¡vamos allá!… Fíjate bien… ¿tú sabes dónde está Roma?
-Está muy lejos, ¿no?
-Sí… y desde aquí, desde este lugar, si seguimos las huellas de nuestros antepasados romanos, llegaremos hasta la Ciudad Imperial…
-Pero, ¿cómo es posible? Hace mucho que estuvieron aquí y queda muy lejos como para poder imaginar lo que me estás diciendo…
-Sí, mucho… pero han dejado tal impronta, que aún es posible descubrir sus rastros, unos caminos, que como dice el refrán ‘Todos llegan a Roma’… Ven, entra aquí….
-Pero, ¿si es una casa particular?
-¿Estás seguro?
-¡Claro!
-Vamos allá… Te hablé hace un rato de la Assido Caesarina, ¿lo recuerdas?
-¡Sí!
-En estos momentos, estamos en ella…
-¿Qué es esto? ¿Un camino de piedras?
-¡Sí! Es una calzada… Desde aquí se llega a Roma...
-¡Eso no es posible! ¡Estamos en Cádiz!
-¿Y?
-Estamos en tierras gaditanas, ¡imposible llegar hasta Italia!
-¡Tú lo has dicho! Estamos en tierras gaditanas. Tú eres gaditano. ¿Sabes de dónde proviene ese nombre?
-No….
-Gaditano proviene de la palabra ‘Gades’, la antigua Cádiz romana, la que a su vez fue fenicia, la misteriosa Gadir, que ya Herodoto nombraba en sus historias… ¿Es posible que siendo tú descendiente directo del pasado romano no lo sepas? De vez en cuando hay que volver la vista atrás… preguntarnos: ¿de dónde venimos? Porque sólo así, sabremos a dónde vamos… ¿quieres seguir? ¿quieres saber dónde estamos?
-¡Por supuesto! Ahora, más que nunca…
-Esta calzada es conocida como la Vía Asido, e iba desde Torre Alocaz, la antigua Ugía, a Medina Sidonia. Fue un historiador francés, Pierre Sillières, el que describa exhaustivamente esta vía romana. Dice que, viniendo de Hispalis, unía Ugía con Asido y que, probablemente, terminara en Baessipo.
-¿Baessipo?
-Sí, ¿no sabes qué es?
-No, no me suena…
-Relaciónalo con algún pueblo cercano a éste…
-Benalup.
-No.
-¿Vejer?
-No.
-¿Paterna?
-No… ¡Pero bueno! Si está muy cerca…
-¿Barbate?
-¡Sí!
-Barbate… ¡claro! ¡Baessipo! ¡Son palabras muy parecidas!
-Atento, fíjate el itinerario que seguía la vía que estás viendo en estos momentos: Hispalis, Orippo, Ugía, Cappa, Saudo, Burdoga, Saguntia, Asido. Se trata de un ramal de la Vía Augusta. Ésta unía Gades con Roma y pertenece al amplio conjunto de vías con las que los romanos dotaron a Hispania, haciendo que la Península Ibérica, fuera una de las regiones más civilizadas de la época. La Vía Emérita-Caesaraugustam; la Vía Astúrica-Tarraconem; y la Vía Emérita-Astúrica o Vía de la Plata.... Todas fueron construidas para la conquista del territorio, la buena comunicación entre ciudades y organización del Imperio.
-Resulta muy difícil creer cómo a pesar de todo lo que me cuentas, de los más de dos mil años de historia, esta calzada siga tan majestuosa debajo del suelo de Medina.
-¡Pero… ven! Puedes pisar, eso sí, con cuidado… por aquí caminaron, pasearon, militaron cientos de personas hace, como tú bien dices, dos mil años… ¿Ves esto? ¿Qué crees tú que es?
-No sé… parece que la piedra está gastada…
-Efectivamente, así es… la piedra está gastada, por lo que acabamos de decir, el paso de miles de personas, quedará por siempre grabado de forma silenciosa en estas piedras… testigos directos del paso del tiempo y de lo que fue en su día… A ver, ¿cómo se llamó la antigua Medina?
-¡Assido Caesarina! No me imaginaba que el subsuelo de Medina pudiera encerrar tantos secretos…
-Pues así es… no sólo en su interior, también en su exterior. A veces no nos damos cuenta de lo que vemos, ya que simplemente miramos, no observamos ¿Te lo demuestro?
-¡Sí!
-Quédate muy bien con lo que estás viendo… ahora, salgamos hacia afuera… ¿Qué ves?
-La calle…
-¡Muy bien! Pero… ¿qué dirección tiene? Es decir, ¿hacia dónde se orienta?
-Sigue el mismo sentido que la antigua calzada romana que acabamos de ver…
-¿Te has dado cuenta?
-¡Sí!…
-Nosotros simplemente hemos seguido lo que ellos nos dejaron… su infraestructura, su urbanismo, sus huellas… no quiero decir con ello que el resto de pueblos y gentes que habitaron durante siglos y siglos esta población, no tengan la importancia que se merecen… simplemente, que al igual que a las personas, el lugar dónde vives debes mirarlo desde el interior, para conocerlo plenamente. En este caso nos hemos introducido en el interior de Medina, para ver como unos y otros forjaron el lugar que actualmente habitas. Ven, te quiero enseñar algo…
-¿A dónde vamos?
-No preguntes, ¿qué ves?
-Casas…
-Es tu pueblo…
-Sí, lo sé, pero sólo veo casas…
-Casas habitadas por personas que configuran un pueblo. Pueblo que tiene que conservar su cultura, fomentar su historia y cuidar su patrimonio ¿Me entiendes?
-Sí… ¿A dónde vamos ahora?
-A un lugar que te gustará mucho… Son las antiguas Cloacas de Medina. Unas galerías subterráneas que formaban parte del alcantarillado de la ciudad romana.
-¡Son enormes! No entiendo cómo estos sillares pueden estar aún en pie…
-Pues así debe de ser “per secula seculorum” y es tu obligación que ello se cumpla.
-¿Pero qué puedo hacer yo por estas Cloacas? ¿o por la Calzada? ¿o por la Ermita de los Santos? ¿o por la propia Coronada?
-Eres joven… tienes que conocer tu pueblo, y eso es lo que estamos haciendo. Conocer para cuidar, cuidar para conservar, conservar para transmitir, transmitir a los demás como derecho de toda persona a considerar como suyo propio el patrimonio. Y no sólo te hablo del que ves, como patrimonio material y monumental, sino inmaterial, tus costumbres, tus fiestas, tu habla…
-¿Mi habla?
-Sí, tu propio acento es un bien digno de ser conservado, protegido y transmitido a generaciones futuras.
-No sé cómo hacer eso que me pides…
-Es muy simple: teniendo en cuenta tus raíces… Sigamos caminando… El tiempo ha permitido que tú estés ahora mismo admirando esta insigne construcción, pero el propio ser humano, puede hacer que los que vienen detrás de ti no tengan la misma suerte que tú estás teniendo en estos momentos.
-¿A dónde vamos ahora?
-¿Quieres que avancemos en el tiempo?
-¡Sí!
-¿Recuerdas la Ermita de los Santos? ¿De qué época era?
-Creo que romana y visigoda.
-Muy bien. Así es. Fue una casa romana, pero transformada y consagrada por los visigodos en iglesia cristiana. Ellos llegaron a Hispania en el 409, y desde entonces, el tiempo ha pasado, las épocas han cambiado, sin embargo, la Ermita sigue estando en su mismo lugar. ¿Sabes lo que te quiero decir?
-Sí.
-Esa es la esencia de todo. Saber cuál es tu lugar. Sigamos pues. Llegaron los musulmanes a Medina…
-¿Cuándo? Pero, ¿cuántos pueblos habitaron este lugar antes que nosotros?
-Muchos… fue conquistada por Muza en el 712, permitiendo a los cristianos practicar su religión en los extramuros, continuando así el obispado, que sería luego trasladado a Cádiz por Alfonso X el Sabio. En 1279, el rey Sabio concede a la Orden Militar de Santa María de España, los castillos de Medina Sidonia y Alcalá, ordenando que la fortaleza se llamara ‘Estrella’, de donde probablemente venga el nombre del Castillo y campos de Torre Estrella ¿los conoces?
-Sí… aunque nunca he estado allí.
-La orden de Santa María que acabo de nombrar, desaparece en 1280 y Sancho IV concede a la Orden Militar de Santiago los Castillos de Medina Sidonia, Alcalá de los Gazules y Vejer de la Frontera. Fíjate que están todos muy cerca unos de otros, de esta forma se tiene dominado, aún más, el territorio.
-Es cierto, pero ¿hay muchos más personajes importantes con respecto a la Historia de Medina?
-Hay muchísimos… sigo con el relato, me gustaría que lo escucharas… María de Molina hace señor de Medina a Alonso I Pérez de Guzmán y en 1430 pasa a Luis de Guzmán, maestre de Calatrava. Desde sus orígenes estuvo en manos de la familia Pérez de Guzmán, "los Guzmanes", hasta que en 1779 pasó a los Álvarez de Toledo. Con la muerte sin descendencia de Pedro de Alcántara Pérez de Guzmán y Pacheco, XIV Duque de Medina-Sidonia, fue heredado por su primo José Álvarez de Toledo y Gonzaga, XI Marqués de Villafranca.
-Pero, ¿sigue el linaje en la actualidad?
-Sí. Actualmente, la casa sigue en manos de los Álvarez de Toledo, en la figura del duque Leoncio Alonso González de Gregorio y Álvarez de Toledo. Aunque nunca ostentó el título de Duque de Medina-Sidonia, se considera a Alonso Pérez de Guzmán, ‘El Bueno’, el fundador de la casa. Sus descendientes fueron acumulando posesiones y títulos incrementando así el poder del linaje, el cual llegó a su esplendor con la concesión del Ducado de Medina-Sidonia en 1445 por parte de Juan II de Castilla a Juan Alonso Pérez de Guzmán, III Conde de Niebla, el 17 de febrero de dicho año, como premio por sus servicios a la corona.
-Fenicios, romanos, visigodos, musulmanes… y ahora Guzmanes y Álvarez de Toledo… ¿Queda algo más por descubrir?
-¿Cómo? ¿No te has dado cuenta que acabamos de empezar nuestro camino? Esto es sólo el principio del comienzo… Estamos en el corazón de la campiña gaditana, ¿verdad?
-Sí…
-Tenemos que seguir descubriendo el resto de los órganos vitales de este cuerpo llamado Cádiz, sin los cuales es imposible entender la riqueza global, patrimonial, histórica, artística y cultural que conforman todos los pueblos de Andalucía.
-Tienes razón, quiero que sigas contándome, quiero saber más… quiero conocer mi historia, ¡no quiero que se destruya más lo que ha sido creado desde hace tantísimos siglos por miles de personas!
-Tú lo has dicho. No podemos permitir que se destruya más…
-¡Mira! Sin darnos cuenta hemos llegado de nuevo a La Coronada… ¡Me gustaría volver a subir a la torre!…
-Se nos hace tarde, y todavía queda mucho por descubrir…
-¿Pero volveremos a Santa María?
-¡Claro que volveremos! Aún queda un rinconcito dentro de la iglesia que me gustaría enseñarte… Además, Medina Sidonia seguirá esperando ser conocida, cuidada y estudiada por personas como tú. No lo olvides.
-¡Sí!
-Mientras, sigue observando y escuchando todo aquello que ves a tu alrededor… tal vez de forma silenciosa tus murallas, tus monumentos, tus iglesias, tus museos, tus calles, tus plazas, te están pidiendo ayuda, y no te das cuenta de ello ¿Lo harás?
-Lo haré…