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España

El Papa lamenta la debilidad de la Iglesia en la respuesta a la pederastia

El Papa usó ayer duras palabras para calificar la gestión de los casos de curas pederastas y admitió por primera vez que la Iglesia en su conjunto, los obispos y el Vaticano, no han sido suficientemente ?vigilantes, veloces y decisivos? a la hora de afrontar los abusos sexuales a menores.

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El Papa usó ayer duras palabras para calificar la gestión de los casos de curas pederastas y admitió por primera vez que la Iglesia en su conjunto, los obispos y el Vaticano, no han sido suficientemente “vigilantes, veloces y decisivos” a la hora de afrontar los abusos sexuales a menores.

“Tengo que decir que siento una gran tristeza. Tristeza también porque la autoridad de la Iglesia no ha sido lo suficientemente vigilante, ni suficientemente veloz, ni decidida, para tomar las medidas necesarias”, dijo el Pontífice a los periodistas que le acompañaron en el avión que le llevó desde Roma a Edimburgo, primera etapa de su viaje de cuatro días al Reino Unido.

Camino de la isla británica, donde se han registrado en los últimos años numerosos casos de curas pederastas –muchos de los cuales siguen aún en el sacerdocio, según denunció la prensa local– Benedicto XVI desveló que para él fue “un shock” conocer estos escándalos.

Tras insistir en que la Iglesia debe cumplir “penitencia” por lo ocurrido, el anciano Pontífice, que ha declarado “tolerancia cero” a la pederastia, aseguró que en estos momentos lo más importante son las víctimas, a las que hay que ayudar para que puedan superar el trauma, así como recuperar la vida y la confianza en el mensaje de Cristo.

También dijo que a los curas pederastas, “esas personas culpables, hay que excluirlos de toda posibilidad de acceder a los jóvenes”.

“Sabemos que esta es una enfermedad y que la libre voluntad no funciona, y debemos proteger a estas personas de sí mismas y hay que encontrar el modo de ayudarlas y excluir cualquier acceso a los jóvenes”, subrayó.
Aseguró que “es difícil entender” tanta perversión en un ministro de Dios y reiteró la necesidad de una exhaustiva selección de los candidatos al sacerdocio.

Con esa reflexión sobre los errores de la Iglesia llegó a Edimburgo, donde fue recibido por la reina Isabel II y por unos pocos miles de fieles.

En una recepción en el palacio de Holyroodhouse, el Papa pronunció el primero de los 16 discursos previstos en el viaje, en el que denunció el “secularismo agresivo”.

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