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España

Marchena en USA

Bailaor y empresario, su carrera se ha desarrollado por toda América

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  • Raúl Martín -
Raúl Martín, el marchenero de Hollywood, recibió el 28 de febrero la medalla de oro de Andalucía que otorga el Ayuntamiento de Marchena y el título de Marchenero del Año. Sentados en pleno centro de Sevilla, este trotamundos incansable y polifacético nos cuenta parte de su vida, dentro y fuera de nuestro país. Nacido 1926,

Raúl paseó los nombres de Marchena y Sevilla por toda Suramérica hasta llegar a establecerse en Estados Unidos como bailaor y empresario.

Comienza su carrera como bailarín en el teatro San Fernando de Sevilla en 1939 para, seguidamente, trasladarse a Madrid, donde debuta con la compañía de Manolo Caracol y Lola Flores en el teatro Maravillas, en 1943. En 1948 bailó para Francisco Franco en el Palacio del Pardo. Con brillo en los ojos nos comenta: “La segunda vez que actué para Franco me regaló un reloj de oro que más tarde empeñé para comprar un pasaje con destino a Buenos Aires. España se me quedaba pequeña y comencé mi aventura”.

En la capital argentina trabaja en El Globo durante dos años. El mítico local bonaerense era frecuentado por artistas y famosos de la época: allí conoció a Ramón Sender y Rafael Alberti. “Alberti y yo llegamos a ser muy amigos pero un día él se enteró de que yo era falangista y después de una breve discusión llegamos al acuerdo de no volver a hablar de política. Seguimos manteniendo nuestra amistad muchos años”.

En 1951 llega Carmen Amaya a Argentina y nuestro protagonista se enrola en su compañía, con la que recorre toda Suramérica hasta llegar a Colombia, donde decide establecerse. Allí monta una escuela de flamenco, y una televisión le propone representar El Sombrero de Tres Picos. Raúl se pone a buscar compañera de baile. El Ballet Nacional de Moscú estaba en Bogotá, se acerca a un ensayo y conoce a Nora Álvarez, bailarina argentina de ascendencia española, que le impresionó y a la que convenció para que hiciera el papel de la molinera. El 16 de marzo cumplirá 50 años de casado con ella.

Más tarde la pareja decide poner rumbo a Miami, donde bailan en El Toreador en 1960. Justo al mes del debut, un empresario de Nueva York le ofreció un contrato de dos años para giras por todo el país. “Al finalizar el contrato decidí quedarme en Nueva York, donde nace mi primera hija, Gabriela, cuando vivía en el 123 de la calle 44 esquina con Broadway”.

Raúl decide trasladarse a Los Ángeles, donde trabaja durante tres meses en el local Casa Madrid como bailarín y, más tarde, de cocinero. Nace su segundo hijo, Alejandro, y decide comprar un viejo estudio de cine en Sunset Boulevard que convierte en su primer restaurante con ‘tablao’ flamenco. “Le puse de nombre El Cid porque coincidió que se había estrenado la película de Charlton Heston. Los clientes eran estrellas de Hollywood como Gregory Peck, Lana Turner y Peter Ustinov”.

“El negocio florecía, solía ir a Mimi’s Pizza, regentada por un viejecito italiano que me convenció para que se la comprara. Le puse de nombre Don Pepe. Al ir a tramitar las licencias los funcionarios me dieron una cita para declarar ante el FBI. No sabía, hasta que un agente me lo comentó, que el simpático ancianito era el último miembro libre de la banda de Al Capone”.

Monta una fábrica de muebles, que vende al poco tiempo; abre un concesionario de coches al que llama Sevilla y en el que graba el nombre Marchena en todas las matrículas. En 1985 vende El Cid para vivir de las rentas; posee cinco mansiones en Hollywood. Nace Adriana y decide adoptar a una pequeña coreana, que cumplirá 8 años muy pronto.

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