La Sala de lo Penal del Tribunal Supremo celebrará hoy a las 10.30 horas una vista pública para revisar la sentencia de la Audiencia Nacional por la que se condenó a Gurutz Aguirresarobe a 32 años de cárcel por el asesinato del jefe de la Policía Municipal de Andoain (Guipúzcoa), Joseba Pagazaurtundua, cometido en febrero de 2003. A esa misma hora, revisará la condena impuesta al etarra Enrique Gárate por participar en el secuestro de un industrial en 1986 y en la muerte de un ertzaina que intentaba liberarlo.
Los magistrados dictarán una sentencia, de la que será ponente Julián Sánchez Melgar, en la que estudiarán los recursos presentados contra la sentencia que castigó al acusado por un delito de asesinato terrorista y otro de tenencia ilícita de armas. Fijó además una indemnización de 400.000 euros para la viuda del agente y de 200.000 euros para cada uno de sus dos hijos.
La Sección Tercera de lo Penal absolvió a Aguirresarobe de pertenencia a organización terrorista al entender que, si bien se encontraba "inmerso en el movimiento de liberación vasco de la izquierda abertzale, MLNV" y siguió instrucciones de la banda, no quedó acreditada su integración en ETA.
A su juicio, tan sólo existía una "tenue" vinculación basada en el dinero ocupado en su domicilio procedente de las recaudaciones obtenidas en una txozna destinadas a ayudar a los presos etarras. También consideraron insuficiente que su ex compañera sentimental o algunos compañeros de su equipo de rugby colaboraran con la banda.
La sentencia declaró probado que Aguirresarobe se encontraba el 8 de febrero de 2003 en el interior del bar Daytona de Andoain (Guipúzcoa), sentado en un taburete de la barra donde pidió un café con leche.
Vestido con ropas oscuras y un gorro en la cabeza, que tapaba parcialmente su rostro, esperó al momento apropiado para acabar con la vida del sargento, quien acudía diariamente a este establecimiento.
Sobre las 9.53 horas de la mañana, cuando en el local sólo se encontraban dos clientes y la camarera, Aguirresarobe se aproximó a su víctima y disparó cuatro veces sobre ella, lo que causó su fallecimiento horas más tarde, tras ser trasladado el jefe de Policía al Hospital Nuestra Señora de Aranzazu. El atentado fue reivindicado por ETA.
El tribunal tuvo en cuenta como prueba "suficiente aunque no ideal" de su culpabilidad la comparación positiva de su ADN --tomado de distintas muestras, como una botella de agua que utilizó en su declaración ante el juez Fernando Grande-Marlaska-- con los restos dejados en la taza de café que fue hallada en el bar Daytona de Andoain.
SECUESTRO DE UN INDUSTRIAL EN 1986
Los magistrados de la Sala de lo Penal revisarán en otra vista pública la condena impuesta al etarra Luis Enrique Gárate Galarza por el secuestro en 1986 del industrial Lucio Aguinagalde y la muerte de un ertzaina que intentaba liberarlo.
La Audiencia Nacional condenó por estos hechos a Gárate Galarza a 76 años y nueve meses de cárcel. El acusado reconoció en el juicio que participó en el secuestro de Lucio Aguinagalde, que permaneció retenido durante 18 días en una cueva de la localidad de Ceánruri (Vizcaya), aunque negó haber provocado los disparos que acabaron con la vida del ertzaina Genaro García Andoain cuando una patrulla de este cuerpo inspeccionaba el lugar.
Los hechos se remontaban a noviembre de 1986 cuando Gárate formaba parte de un comando que llevó a cabo el secuestro del industrial alavense. Para mantener retenida a su víctima, los etarras habilitaron una cueva denominada 'zubizabal', situada en el monte Eguski-Ola, cuya entrada taparon con una losa.
Una vez llevado a cabo el secuestro, mantuvieron retenido al industrial durante más de 15 días mientras negociaban el pago de un rescate. No obstante, un agente de la Policía Autónoma Vasca que paseaba por el monte, se percató de que la cueva presentaba en su entrada una losa y avisó a sus superiores.
Ante el aviso del agente, se personó en la cueva una patrulla de la Ertzaintza. Los miembros del comando que se encontraban en el interior comenzaron a disparar ráfagas con ametralladoras y pistolas, alcanzando a uno de los agentes, que murió en el acto.