Jonathan Moya, principal imputado por el secuestro y muerte el pasado mes de diciembre de la niña onubense de 16 meses Míriam, ha declarado este martes ante el juez instructor "no tener nada que ver" con el crimen y ha asegurado en sala que la madre de la pequeña "conocía en todo momento dónde estaba su hija y tenía conocimiento de muchas cosas de este asunto, en alusión a un presunto plan para vender a la pequeña.
Así lo ha indicado en declaraciones a los periodistas su abogado, José Ramón Cantalejo, quien ha revelado que Moya González, de 25 años, ha acusado "claramente" del crimen a otras dos personas sin relación con la causa hasta el momento y que, según ha remarcado, "tendrían relación con el mundo de la prostitución ya que, al parecer, la madre había estado dedicada a estos menesteres". "Ha desmontado totalmente todo lo que se había dicho hasta ahora y ha exculpado, además, a su amigo de toda la vida Raúl R.F.", ha apuntillado.
Cantalejo, quien ha hecho estas revelaciones durante un receso de la declaración ambos imputados por el crimen, que comenzó pasadas las 10,00 horas ante el Juzgado de Instrucción número 2, ha subrayado que su patrocinado "niega absolutamente" su implicación en los hechos. "Afirma --ha indicado-- que ni siquiera estaba delante cuando la niña falleció, que se la llevaron otras personas bastante peligrosas a las que no había denunciado hasta ahora por miedo y presiones".
El letrado ha trasladado, en esta línea, que el informe preliminar de la autopsia realizada al cuerpo sin vida de Míriam, que fue hallado en el interior de una balsa de riego en el municipio de Fiñana, señala que, además "de un golpe en la cabeza", había indicios de "tracción mecánica en el cuello". "Estaríamos hablando de afixia también, lo que complica tremendamente las cosas", ha precisado Cantalejo, quien ha afirmado que las actuaciones practicadas descartan que tanto la madre como la pequeña sufrieran una agresión sexual.