La empresa onubense dedicada a los frutos rojos Grufesa ha sido la primera empresa española en exportar fresa a Panamá. Además de ser el primer contacto del sector con este país, supone la llegada de la empresa a Sudamérica, un continente en el que aún no tenía presencia.
Según han informado a Europa Press desde esta cooperativa fresera con sede en Moguer, la empresa es pionera, por tanto, en la exportación a este país, al que las fresas llegan en avión.
La primera partida fue enviada en abril y en este momento se han realizado tres portes que han tenido "una muy buena aceptación, por eso hemos repetido", han indicado desde la citada cooperativa.
En la compañía onubense aluden a que los trámites burocráticos son el principal escollo a la hora de plantearse vender fuera de España, sobre todo a un país en el que el sector fresero aún no ha exportado y es, en este sentido, un desconocido. Una vez solventados los requisitos exigidos, las fresas llegaron a Panamá en abril.
La fresa de Grufesa está presente en más de una quincena de países de Europa: Inglaterra, Francia, Alemania, Irlanda, Portugal, Suecia, Dinamarca, Suiza, Holanda, Italia, República Checa, Hungría, Bélgica, Austria, Polonia y Rusia, entre otros.
La entidad exportó la campaña pasada 18 millones de kilos de fresa, el 95 por ciento de su producción y en la temporada actual cuenta con 500 hectáreas de fruta, lo que supone 31 millones de plantas.
GARANTÍAS DE CALIDAD
Toda la producción de Grufesa se encuentra certificada bajo el protocolo de Producción Integrada de la Junta de Andalucía, basado en la obtención de alimentos que aprovechan al máximo los recursos y los mecanismos de producción naturales, asegurando a largo plazo una agricultura sostenible, protección del medio ambiente, productividad agrícola, control de manipulación, envasado, transformación y etiquetado de productos vegetales acogidos a este sistema.
Asimismo, Grufesa está certificada con el Eurepgap; el International Food Standard (IFS); el British Retail Consortium (BRC); Global GAP; y GRASP, cuyo fin es certificar las buenas relaciones sociales de la entidad, garantizar que las relaciones laborales y humanas que tienen lugar en el proceso económico de la empresa sean lo más justas y equitativas posible.