El calamar gigante es una leyenda, pero el cachalote es una realidad
¿Mito o realidad? Desde que Julio Verne inmortalizara al gran calamar gigante (kraken), son muchas las leyendas que han perseguido a este impresionante animal, del que sólo se tiene constancia por ejemplares aparecidos muertos en superficie y que han llegado a playas y nos han hecho ver que pese a que son de un tamaño importante, se alejan de su propia leyenda. La palabra kraken proviene de la mitología escandinava, y es allí donde este animal forjó su historia que ha inspirado no pocas películas.
En el Campo de Gibraltar y la Costa del Sol esa leyenda no ha tenido nunca gran repercusión, pero el kraken existe y no muy lejos. Lo conocemos por otro nombre, el de gran calamar o calamar gigante, que no mide cien metros, sino quince como mucho, a tenor de los datos documentados de calamares encontrados alrededor del mundo.
Tampoco es tan fiero como lo pintan, no en vano es cazador y presa, ya que esta especie está en el menú de otros grandes depredador, el cachalote y el calderón.
El cachalote es el odontoceto o cetáceo con dientes más grande del mundo. Viene al Estrecho de Gibraltar en primavera y verano a alimentarse. Estudios científicos hechos por medio de biopsias en animales vivos, y en análisis de contenido estomacal en animales muertos, han demostrado que el cachalote se alimenta de calamares entre otras presas, y a tenor de las cicatrices que en algunos ejemplares se pueden ver, en algunos casos de importante tamaño.
Teniendo en cuenta que el cachalote puede medir hasta 17 metros, y pesar hasta 40 toneladas, no es ilógico pensar que sus presas, cazadas a más de mil metros de profundidad, no son pequeñas aunque se alejen bastante del gran calamar gigante que Julio Verne quiso hacernos ver.
El cachalote es un animal único, capaz de bajar a más de 2.000 metros de profundidad y de encontrar a sus presas por medio de la ecolocalización. No cuenta con depredador, salvo sus crías, que en determinadas latitudes son atacadas por el gran tiburón blanco o por las orcas, que con el ser humano forman sus únicos peligros.
En el Estrecho y Mar de Alborán, se tiene constancia de al menos tres atropellos de cachalote en la última década, pese a la recomendación de reducir la velocidad a 13 nudos, que no suele ser respetada en términos generales.
El calamar gigante es una leyenda. El cachalote una realidad, y su futuro depende, en gran medida, de que respetemos su espacio y evitemos atropellarlos o que se enreden en redes a la deriva que aún circulan por el Mediterráneo.