Las obras de rehabilitación que se vienen ejecutando desde el pasado mes de agosto en el puente de Cartuja han empezado a generar ya una cierta controversia debido a la posibilidad de que terminen alterando la fisonomía de una construcción que fue levantada en el siglo XVI y cuya valía artística ha llevado a distintos colectivos a reclamar su declaración como Bien de Interés Cultural (BIC).
La actuación ha sido promovida por la Junta de Andalucía y se ejecuta gracias a la aportación de los fondos Feder de la Unión Europea (UE). El presupuesto total asciende a 287.919 euros.
En una primera fase ha sido retirada la barandilla de hierro que fuera colocada a mediados del siglo XX y que se encontraba en muy mal estado. En lugar de recuperar el concepto original, se ha optado por un barandal de mayor tamaño sustentado sobre unas pesadas correas de hormigón armado.
Agustín y José García Lázaro denuncian en www.entornoajerez.com la “disonante” combinación de este material con los nobles sillares de piedra que sustentan la construcción. Además, advierten de que bajo los arcos se han montado grandes andamios y acopiados cientos de sacos de cemento que podrían servir para revocar con mortero coloreado el intradós de los arcos del puente y, tal vez, el resto de la obra.
De hecho, se han realizado pruebas con cuatro tonalidades diferentes, lo que podría terminar perpetrando “un nuevo atentado” sobre el patrimonio arquitectónico de la ciudad, así como a la memoria colectiva de muchas generaciones de jerezanos.
Un respeto al pasado
Pero hay más. En estas últimas semanas se ha intervenido ya sobre varios tajamares a los que parece haberse aplicado chorros de arena a presión con el objetivo de limpiar la piedra. Agustín y José García Lázaro recuerdan que sobre los sillares se aprecian todavía marcas de cantero e inscripciones que guardan valiosa información del monumento, por lo que debe ser tratado con sumo cuidado para que no resulten dañados.
Los creadores del blog entornoajerez.com creían que la rehabilitación iba a permitir que se retiraran de los arcos y pilastras del puente las estructuras metálicas, así como los tubos oxidados, cañerías, postes y abrazaderas que en los últimos cincuenta años habían deteriorado esta emblemática obra. Sin embargo, temen que la actuación que ahora se ejecute termine por destrozar una de las construcciones más singulares de la zona rural.
El Ayuntamiento de Jerez solicitó ayuda al emperador Carlos V para la construcción de este puente, tras un acuerdo adoptado en cabildo el 28 de abril de 1523. Se argumentaban entonces razones de carácter económico, comercial y de seguridad para las personas y animales que transitaban por el Vado de Medina. A punto de cumplirse ya los quinientos años de aquella solicitud, la integridad del puente se encuentra amenazada por unas obras de rehabilitación que no parecen atender a la historia.
