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La Viga tratará de rehacerse en manos de una junta gestora

El obispo, José Mazuelos, ha nombrado comisario de La Viga a Francisco Gil, que por tiempo indefinido y apoyado por una junta gestora, tratará de devolver a la normalidad la vida interna de la hermandad.

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  • El hasta ahora hermano mayor, José Antonio Valenzuela, ya apartado del cargo.

El futuro más inmediato de la Hermandad de la Viga va a ser encomendado a una junta gestora que, presidida por Francisco Gil Monreal, tratará de apaciguar los ánimos de una cofradía que en los últimos meses se ha mostrado incapaz de aprobar sus propios presupuestos y que ha vivido lamentables acontecimientos como el acaecido el pasado mes de junio, cuando efectivos policiales debieron personarse en el cabildo que debía dar el visto bueno a sus cuentas.
Será Francisco Gil -a instancias del obispo José Mazuelos- quien a partir de ahora deberá configurar una junta a la que el propio prelado encomienda la misión de gestionar la vida cotidiana de la hermandad, así como de organizar sus actividades de culto y de cualquier otra índole. Desde el propio Obispado se reconoce que la cofradía atraviesa “momentos de dificultades en la convivencia”, expresándose el deseo de que el Señor “alumbre al designado y a su equipo en cada momento de todo aquello que interese a la Iglesia presente en esa comunidad de seglares”. Al mismo tiempo, confía en que la Hermandad de la Viga pueda dotarse “cuanto antes” de aquellos mecanismos que vengan a “normalizar su situación”.
El nombramiento de Francisco Gil como comisario y de la junta gestora se hace por tiempo “indefinido”, toda vez que será el curso de los acontecimientos el que en definitiva marque el momento en que pueda convocarse el correspondiente cabildo de elecciones del que emane una nueva junta de gobierno.
El decreto dictado por el obispo de Asidonia-Jerez supone el cese tanto de la persona que hasta ahora venía ejerciendo como hermano mayor, José Antonio Valenzuela, como de todas aquellas personas que le acompañaban en la junta de gobierno.
Este último periodo había coincidido curiosamente con un renacer externo de la cofradía, que había ampliado de manera sustancial su número de nazarenos en la calle. De igual modo, la Hermandad de la Viga ha vivido en estos últimos años acontecimientos históricos como el aniversario del copatronazgo de la Virgen del Socorro, rematado con la entrega de la Medalla de la Ciudad y una salida extraordinaria. Es evidente, por el contrario, que las cosas no han transcurrido excesivamente bien a nivel interno.
Los acontecimientos que terminaron de desencadenar el desencuentro entre los hermanos de la cofradía se produjeron la pasada Cuaresma, a raíz de la publicación en la prensa de la fotografía de una pilona supuestamente derribada en un ensayo de los costaleros del paso de Cristo. Valenzuela emitió un comunicado desmintiendo los hechos en base a la información trasladada por el propio capataz. Un par de días después supo que ese testimonio no se ajustaba a la realidad, por lo que difundió una nota en la que pedía públicas disculpas, lamentaba haber sido traicionado y anunciaba el cese del capataz una vez finalizara la Semana Santa. A partir de entonces, la situación interna de la cofradía se volvió ya irreversible.

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