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Jerez

La crisis desvalija promociones enteras de viviendas sin entregar

Casi una veintena de adosados de la calle Padre Manuel Fernández, en Picadueña Alta, que no llegaron a entregarse por el declive inmobiliario, son objeto de saqueos diarios en el interior y las zonas comunes

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  • El vandalismo se ha apoderado de estas viviendas. -

El robo de cobre es uno de los delitos que más peso ha adquirido en los últimos cuatro años por culpa de la crisis económica, y el culpable de que decenas de calles de Jerez se hayan quedado a oscuras. Es uno de los materiales que mejor se cotiza en el mercado negro, (hasta a 6 euros el kilo), y los centenares de miles de kilómetros que se sustraen garantizan un suculento botín al que muchos se niegan a renunciar, y no sólo bandas especializadas sino más de un ciudadano desesperado por sacar a su familia adelante. Junto con el cobre, el aluminio es otro de los materiales que también “funciona” muy bien a la hora de deshacerse de él y venderlo. Si a estos materiales, se le suma el declive del boom inmobiliario y las viviendas deshabitadas a estrenar que en estos momentos hay en Jerez, que nunca llegaron a entregarse por la crisis del ladrillo, el resultado es un tándem explosivo cuyas consecuencias no han tardado en llegar. Es lo que está ocurriendo en viviendas aisladas en distintas urbanizaciones e incluso en promociones completas, como las de la calle Padre Manuel Fernández en su confluencia con Del Pino, en Picadueña Alta.

Tras quebrar la promotora, el banco se hizo cargo de ellas prácticamente terminadas, pero al no tenerlas aún en posesión y no contar con las llaves se han vandalizado. Desde hace casi un año, cerca de una veintena de casas adosadas con sótanos y patio interior son objeto de saqueos diarios y es raro encontrarse alguna que todavía conserve el cobre de la instalación eléctrica, el gas y la grifería, así como el aluminio del marco de las ventanas en su interior.  Como indican fuentes del sector inmobiliaria consultadas, por ley ni la Policía ni el propio banco puede tocar las casas, ni tapiarlas, salvo a proceder a detenciones si sorprenden in fraganti a los ladrones. A partir de ahí, una vez que se cumpla ese trámite y el banco tenga las llaves, comenzará a arreglar los desperfectos para luego venderlas a precios de ganga. En Ronda Muleros ocurrió algo similar con otra promoción a estrenar, pero finalmente se buscaron las pesquisas legales y se consiguió tapiarlas.


En Picadueña poco a poco las han ido desvalijando, y en los últimos meses la cosa ha ido a más. Es fácil entrar, el acceso es libre ya que la cancela de aluminio está arrancada de cuajo, y ver como incluso como en el interior de muchas de ellas hay puertas preparadas y ocultas en algunas estancias para llevárselas, mientras que la mayoría ya no tiene caja del contador eléctrico ni ventanas y hasta faltan sanitarios.

 

“Es una pena que echen a familias a la calle y haya casas en estas condiciones”


“Qué lástima de casa. Qué barbaridad, pero qué pena como están”. Son palabras de tres hombres mayores, algunos de ellos de la zona, que aunque con temor por si se encuentran a alguien dentro, deciden entrar a curiosear y a ver los inmuebles. Su sorpresa va en aumento cuando constatan las calidades de estas casas, con suelo de mármol, y que por faltar ni siquiera están los barandales de las escaleras que conducen a la primera planta.


Su miedo no es infundado, en la primera planta de una de ellas hay una botella de alcohol y a los vecinos y comercios del entorno les consta que hay indigentes que duermen allí cada noche, mientras que también han podido ver a parejas jóvenes entrando. Aunque desde fuera parecen casas en la recta final de sus obras, basta con asomar la cabeza a las zonas comunes y comprobar el estado lamentable en el que se encuentra el suelo y los restos de maderas y desperdicios que hay que sortear para ir entrando a cada casa. Los saqueos se producen a plena luz del día, momento en el que se ha visto a personas llevándose incluso los sanitarios y el cobre, mientras otro aguardaba en el coche para cargarlo. “Ellos lo dicen abiertamente, que se tienen que buscar la vida, y aquí nadie hace nada por evitarlo, cuando si hubieran contratado a un vigilante, a cualquier parado de los miles que hay en Jerez se podría haber evitado, porque aunque ahora estas casas estén embargadas o pertenezcan a un banco ahí se ha gastado mucho dinero y no hay derecho a que las estén destrozando”, se queja una señora de la zona. Además, los inmuebles se han convertido en un foco de drogadicción e inseguridad  porque a los vecinos les consta la presencia de personas trapicheando que entran y salen de las casas.

Lo que está ocurriendo en estas viviendas no es un caso aislado en Jerez ni mucho menos, sino que es  una realidad  que cada día va a más y a la que la Policía no es ajena. Como indican fuentes consultadas,  el robo de grifo, ventanas, aluminio y tuberías para luego extraer el cobre mueve mucho dinero, y la ausencia de vigilantes permite a estos delincuentes robar cómodamente e incluso racionalizarlos. Al tratarse de zonas deshabitadas,  los ‘cacos’ pueden tomarse su tiempo, extraer la maquinaria, cortar el cable y transportarlo a un lugar seguro.


Como indican, en Jerez el volumen de estas acciones por el amplio parque de viviendas que se construyeron en los últimos años es todavía mayor que en otros puntos de la provincia. El problema es que aunque estas acciones proliferen sigue habiendo pocas denuncias, puesto que a menos que sean vecinos del entorno temerosos de que algún día ocurra algún suceso, un incendio o cualquier asalto, el banco no puede interferir hasta que no las tenga en posesión.

 

“Quien vea que se desvalijan viviendas, que dé aviso a la Policía”

La Policía Nacional recomienda tanto a vecinos, como comerciantes y personas que observen cualquier movimiento raro en viviendas deshabitadas que lo denuncien en Comisaría para evitar que casos como los de estas viviendas del entorno de Picadueña se repitan, mientras que los vecinos de la zona esperan que las fuerzas de seguridad tomen  cartas en el asunto y evite que este saqueo continuo, incrementando la vigilancia.  Cada día que pasa ve que estas casas que no han llegado a estrenarse se van deteriorando más debido a estas acciones y el hecho de que ni siquiera haya puerta de acceso lo pone más fácil todavía. Este no es el único caso. Recientemente, un vecino de Los Villares alertaba a la Policía de los fuertes ruidos que venía escuchando. Cuando los agentes entraron, comprobaron como habían arrancado de cuajo toda la grifería de la casa y que los presuntos autores habían hecho su agosto para luego extraer el cobre y venderlo. El problema es cuando estas actuaciones no se denuncian, ya que desde la Policía Nacional aseguran que son muchas las investigaciones que hay abiertas en busca de las bandas que se dedican a este tipo de robos y que en las últimas semanas han fructificado en varias detenciones en distintos puntos de la provincia, las últimas esta misma semana en Chiclana, aunque en Jerez hace tiempo que no hay detenidos por una operación de este calibre.

 

Jerez tiene más de un millar de casas deshabitadas, según la PAH

La Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH) sigue trabajando en un estudio que elevará a la Consejería de Vivienda de la Junta de Andalucía en el que contabilizará el número de viviendas vacías que hay en Jerez. Hasta el momento, la PAH ha localizado más de 1.000 inmuebles deshabitados, tanto de iniciativa privada como de VPO después de que o bien los bancos hayan dejado sin crédito a los aspirantes a propietarios o la obra se haya visto paralizada por la crisis del ladrillo. Solo en la zona sur, este colectivo tiene constancia de más de 120 casas sin habitar, una realidad que no están dispuestos a consentir mientras que haya gente que se esté quedando en la calle. Es el caso de las casa de la promoción Dédalo, de Emuvijesa, en la avenida del Colesterol, donde el Ayuntamiento se ha visto obligado a ofrecer alquileres sociales por los problemas de financiación. El presidente de la PAH, Lorenzo Barba, cree que esto no es suficiente y reclaman actuaciones más contundentes para que este amplio paquete de casas vacías tengan una función social para promover alquileres a precio económico, que no gratuitos, política que comparte con el coordinador general de IPJ, Antonio Conde, tanto para estas casas de Picadueña como para las de Dédalo y otras viviendas de urbanizaciones del entorno de la Laguna de Torrox que siguen sin inquilinos. Hasta el momento los únicos pasos que ha dado el Gobierno local en este sentido fue un conato de negociación con los bancos para promover alquileres sociales con pisos embargados y que los bancos tienen en propiedad y no consiguen darles salida. Al final todo quedó en agua de borrajas.

 

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