L a Junta de Gobierno Local ha aprobado el inicio del proceso de licitación de la contratación de las obras de reordenación de la Plaza Belén, dirigidos a la reordenación completa de la plaza, con zonas de arbolado, plazas de aparcamiento, etcétera. La intención, decía una nota de prensa del Ayuntamiento, es dar solución a uno de los ejes más emblemáticos y a la vez más degradados de nuestro centro histórico, como es el eje Plaza del Arroyo – Plaza Belén - Plaza del Mercado. Esta actuación - añadía- viene motivada dentro de la idea defendida por el Gobierno municipal de la regeneración del centro histórico como motor de la transformación y el desarrollo de la ciudad, desde la evidencia de que la pérdida de población genera degradación y ésta, a su vez, produce mayor pérdida poblacional. En concreto, las calles que son objeto de reordenación son Barranco, San Honorio, Tres Caídas, Rompechapines, Luis de Isasi y Doctor Lillo.
Está bien. Nos tenemos que dar los jerezanos la enhorabuena y ver si, de verdad, vamos hacia una recuperación integral del casco histórico de la ciudad. Una recuperación que no va a ser de hoy para mañana, porque ya en los años 70 del pasado siglo el periódico La Voz del Sur publicaba la degradación que se producía en el centro de Jerez, como consecuencia del abandono de las casas de vecino para ocupar otras en las nuevas barriadas que comenzaban a florecer en la entonces periferia de la ciudad.
La Plaza de Belén ha acogido la cárcel, un colegio y una especie de plazoleta en su parte superior, donde se iba a ubicar la Ciudad del Flamenco. Ha sido la plaza Belén, donde llegó a estar el Cuartel de la antigua Policía Armada y hasta un economato, un lugar de idas y venidas donde la depauperación del centro de Jerez se ha focalizado si se quiere algo más, aunque sus alrededores no lo son menos con calles como Juana de Dios Lacoste, que no entra en el eje a reordenar, que parece salida mismamente de una contienda bélica, y con otras que duermen en el sueño de lo que fueron y ya no son. Rehabilitar el barrio de San Mateo, rehabilitar el casco histórico va a costar muchos años, pero hay que empezar y confiemos que esta vez sea de verdad.