Reconoce que físicamente está “tocado” y que a diario debe superar episodios de “soledad absoluta”, frío, calor e incluso “miedo”. Pero a pesar de todo ello no quiere que esta “aventura” se acabe porque está consiguiendo el objetivo que se propuso cuando se decidió a coger su bicicleta plegable y poner rumbo a Roma. Juan Meira quería sensibilizar a la población sobre el sufrimiento que padecen a diario los enfermos de fibrosis quística y sus familiares y sabe que lo está logrando.
Por eso, entiende que su lucha diaria sobre la bicicleta “está teniendo sentido”, toda vez que la aventura “está dando vida y esperanza a muchas personas y a muchos padres que tienen a sus hijos con fibrosis quística”. Pensar en ellos le sirve de estímulo cuando se enfrenta a la soledad de la carretera o cuando -como le ocurrió este martes- pierde el control de su medio de transporte y se va al suelo. “Me pegué un golpetazo fuerte en la boca y el remolque del que voy tirando se me cayó encima de la espalda, con los 20 kilos de pesos que lleva... Pero en esas ocasiones, cuando me veo reventado, me acuerdo de esa gente que está esperando un trasplante de pulmón y me llama para darme ánimos. Es como si me entrara fuego por el cuerpo”, explica.
Juan Meira salió de Jerez el pasado 22 de agosto. En estas dos semanas largas de pedaleo está teniendo la oportunidad de conocer a “muchísimas personas” y disfrutar de “paisajes increíbles”. A menudo, esos desconocidos le invitan a comer e incluso pasar la noche en su casa, en unas muestras de gratitud que están rebasando sus expectativas iniciales. “Te tratan de una forma que a veces me pregunto si yo sería capaz de hacer eso mismo con un semejante. Pregunto por un supermercado y me llevan a su casa. Rara es la vez que no me ocurre algo de eso”, comenta.
No lleva control de peso, pero a veces descubre la presencia de costillas que antes tenía escondidas. “El desgaste físico es enorme y puedo decir que me duele desde la uña del dedo chico del pie hasta las cejas, pero de cabeza voy genial y mantengo la ilusión, las ganas y la motivación”. Eso sí, reconoce que está comiendo “como un animal” y que bebe “entre seis o siete litros de agua” diarios.
Además de ese trabajo de sensibilización, Meira la aventura permite recaudar fondos para la Federación Española de Fibrosis Quística a través de una página web (2plega2.com). Hasta ahora se han recibido “alrededor de 6.000 euros” y aunque el objetivo inicial era “llegar a 9.000”, el deseo de Juan es rebasar esa cantidad.
No hay fecha para llegar a Roma, y ruta casi que tampoco. Todo se va improvisando. Antes de partir de Jerez, sus amigos calcularon que tendría que recorrer casi 3.000 kilómetros. Lleva algo más de 1.000. Y a pesar de todo, no quiere que esto se acabe...