Cuando se cumplen 100 años de la composición de La Estrella Sublime, el director de la Banda Sinfónica Municipal de Sevilla, Francisco Javier Gutiérrez Juan, ha explicado algunos de los elementos que convirtieron a esta marcha en una pieza revolucionaria dentro de la música procesional.
“En el argot militar, las cornetas y tambores y los instrumentos son ‘de música’, y en un acto militar se unen las dos, la banda de guerra y la banda de música. En La Estrella Sublime lo que se hace por primera vez es unir estas dos bandas en una marcha, haciendo algo muy espectacular”, señala.
Sobre su éxito inmediato, Gutiérrez Juan destaca su estructura accesible y efectiva: “La Estrella Sublime era sencilla, era corta, era espectacular y tenía todos los ingredientes para triunfar”. En comparación con otras marchas de su época, el director explica que esta composición resultaba menos compleja que piezas como Amarguras, Soleá dame la mano o Cristo de la Expiración de Beigbeder. “Si las comparamos con sus coetáneas de Farfán, una tiene ocarinas, otra un solo de violín pasado a clarinete muy difícil. Son marchas espectaculares con ingredientes que las complicaban. La de la Hiniesta es buena y simple”, añade.
En aquel momento, la cantidad y calidad de las bandas de música no era la misma que en la actualidad, lo que también favoreció su éxito. “Cuando haces una marcha como La Estrella Sublime o Pasan los Campanilleros, que las puedes tocar en una banda de chiquillos y encima gustan al público, nacen con el triunfo asegurado”, asegura.
Por último, Gutiérrez Juan reflexiona sobre qué hace que una marcha triunfe: “Por la facilidad, por la mezcla de estas cuestiones… Cuando se me habla de que algo triunfa porque es lo mejor, es cuestionable. Si en la ecuación del éxito empleamos los parámetros de belleza y dificultad que se utilizan, sí, saldría ganando La Estrella Sublime”.
Vuelve a ver la entrevista al completo en el último programa de La Pasión.