La sequía que está viviendo Málaga es un tema preocupante que replantea qué podemos hacer para frenar este calentamiento global. A falta de unos días para dar por cerrada la temporada hidrológica (el próximo 30 de septiembre), el 2022 es ya el séptimo año más seco desde que se comenzaran a registrar datos de precipitaciones en la provincia en 1961. En Málaga ha llovido poco más de la mitad de lo que llovió en el anterior ejercicio.
Esta escasez de lluvias han desembocado en una situación de falta de agua que se mide en la capacidad de los pantanos de la provincia. La gravedad se refleja en el embalse de La Viñuela, que ha alcanzado su cifra mínima histórica y se encuentra al 10,8% de su capacidad, según los datos de la Consejería de Agricultura de la Junta de Andalucía. Se trata del embalse con mayor capacidad de la provincia y la tierra agrietada del fondo es un claro indicador de la grave situación: estar por debajo del 11% del nivel de agua se considera un “pantano muerto”.
No es así con los demás pantanos, siendo los que más se salvan de la sequía los de La Concepción, en Marbella, al 66,6% de su nivel, y el de Guadalteba que igualmente se encuentra al 66,8 %. Otros dos que tienen números preocupantes además del de la Viñuela son el embalse de Guadalhorce (34%) y el de Conde de Guadalhorce (35,8%)
En el cómputo general, los pantanos de la provincia de Málaga se encuentran al 40% de sus capacidades, con 251 hectómetros cúbicos de agua almacenada de un total de 164,4 hectómetros cúbicos (hm3). Esta evidente insuficiencia está afectando directamente a la vida de las personas.
Cultivos en La Axarquía
El pantano de La Viñuela abastece a toda una red de cultivos en la zona de La Axarquía –cerca de 6.4000 hectáreas-, por lo que ese dato del nivel de agua ha obligado a medidas inmediatas para sobrevivir. La implantación del riego mediante aguas regeneradas, que son aguas residuales tratadas para adecuar su calidad para lo que sea utilizada, es una acción provisional que no es suficiente como abastecimiento.
El reloj juega en contra de todos los afectados. "Hay muchos proyectos y pequeños microproyectos importantes para la provincia que solucionarían el problema de sequía, pero lo importante es que llueva. Es fundamental", decía el presidente de la Diputación de Málaga, Francisco Salado, hace unos días, cuando pedía colaboración entre la Junta y el Gobierno de España para involucrarse en dichos proyectos que aborden la escasez de agua.
Reconocía Salado que “si tenemos todas estas obras realizadas, evidentemente, soportaremos la sequía con más garantía y durante mucho más tiempo”. Hay varios proyectos sobre la mesa: trasvase del pantano de Iznájar, la llamada ‘autopista del agua’, la desaladora de la Axarquía y la utilización de los pozos del río Chillar. Ese tándem Gobierno-Junta comienza a tomar forma tras la reunión la delegada del Gobierno de la Junta en Málaga, Patricia Navarro, con el subdelegado del Gobierno central y Javier Salas. “Máxima colaboración”, aseguraron las dos partes tras ese encuentro.
Las predicciones estiman que el próximo otoño será más seco de lo normal, según la Aemet, en lo que sería el tercer otoño con menos lluvia de lo normal en Málaga. Claro que son predicciones, es decir, con margen de tener cambios y más en un clima como el mediterráneo. Pero tal y como está la situación con los embalses, con el de La Viñuela como ejemplo más ilustrativo, los agricultores de la zona cruzan los dedos mirando al cielo.
Y además, dejando a un lado la incertidumbre de si caen cuatro gotas o diluvia, esperan más celeridad e implicación de todas las partes de la política. Inversión en infraestructuras, mejoras de regadío y planes de acción por si la cosa sigue igual… o empeora considerablemente.